No Boob-plates

Publicado el 17 julio 2014 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

Empezar un juego siendo atacado en un callejón puede parecer típico, y seguramente en eso pensaban los creadores de Mount & Blade: Warband (TaleWords Entertainmente, 2010) cuando diseñaron el juego. En 2008, TaleWorlds y Paradox Interactive lanzaron al mundo una versión reducida de Mount & Blade. En principio fue un proyecto personal del fundador de TaleWorlds, Armagan Yavuz, y su esposa, Isek Yavuz. Transcurría en una tierra medieval imaginaria, Calradia, donde diversas facciones se enfrentaban por el control del territorio. Dos años después, en 2010, TaleWorlds amplió el mundo de Calradia añadiendo facciones, más opciones políticas, compañeros y, sobre todo, un modo multijugador. Mount & Blade: Warband tiene en torno a seis mil jugadores diarios en Steam y en 2011 los creadores anunciaron que habían vendido más de un millón de copias. Un razonable éxito para un juego creado con un presupuesto precario.

Jugar a Mount & Blade es sinónimo de entrar en un mundo donde antes era todo más simple. Tan simple como que para solucionar tus problemas sólo tenías que pagar o cortarle la cabeza a alguien. Pero lejos de ser repetitivo, de que cada misión sea digna de un asesino a sueldo, el juego te prepara para que entres en batalla. No sólo vas a cumplir con misiones, vas a participar en el propio movimiento del mundo, instigando guerras o ayudando a firmar la paz.

Ejemplo de personaje femenino en el Warband. Después de una batalla, claro, de ahí el rojo.

Los desarrolladores consideraron oportuno tener en cuenta quién iba a jugar y qué personaje crearía. Te advierten que estás a punto de entrar en un mundo medieval dominado por hombres de nacimiento noble. Esto no te impide hacerte una mujer ni un hombre de origen humilde, pero te recuerdan que lo tendrás más complicado para lograr ciertos objetivos.

Es necesario hablar de esto, uno de los rasgos más característicos del juego. La IA te reconoce como mujer y aunque no hay consecuencias en cuanto a tus características o en cuanto a ti misma, sí las tiene en cómo te perciben los demás. Siendo mujer no será extraño que tus compañeras te adviertan de la injusticia, de que con el renombre que tienes a un hombre ya le habrían hecho noble, dado un castillo y tierras. Pero tú te lo vas a tener que currar más. La primera vez que te presentes ante un hombre éste hablará de tu condición de mujer, ya sea para admirarte, para decir que tampoco es tan raro que haya mujeres que luchen en estos tiempos, o desdeñándote y diciéndote que te casarán con uno de sus vasallos. Y, por supuesto, puedes responderle. No eres una mujer impotente o desvalida, eres una guerrera, una líder. El matrimonio, para ti, estará ligado más a una alianza y a conseguir tierras que a un verdadero cortejo. Puede que en la mayoría de los juegos ser hombre o mujer no tenga especial repercusión, que sea algo meramente estético. En el juego también hay estética, pero las armaduras femeninas son igual de realistas que las masculinas. Nada de boob-plate o boob-windows. Nada de bikinis metálicos. Saldrás al campo de batalla con una armadura que apenas rebelará que eres mujer. Mount & Blade: Warband no es como otros juegos y, desde lo personal, se agradece. Es todo un reto. Tras la creación de tu personaje, aparecerás en una ciudad de tu elección y estarás en el callejón equivocado. Te atacarán y no será la última vez que lo hagan. Calradia es un sandbox, no existe una trama. El jugador puede decidir qué quiere ser, desde bandido hasta rey de todo el territorio, pasando por mariscal de otro rey, mercenario a sueldo, campeón de justas y hasta comerciante. O puede serlo todo al mismo tiempo. Eres lo que haces.

Calradia se mueve por las guerras que seis reinos, inspirados en diversas civilizaciones medievales, mantienen. Tú, como recién llegado al continente, eres libre. Pero debes de tener en cuenta que por muy buen espadachín que seas es complicado que te enfrentes, tú solo, a diez adversarios al mismo tiempo. Porque no vayas a creer que van a ir uno por uno esperando a que los mates a todos, no. Esto no es Assassin’s Creed (Ubisoft Montreal, 2007). La IA del juego no contempla esa opción. Si entras en combate contra cuatro enemigos, los cuatro van a ir a darte una paliza, sin contemplaciones. Y si estás solo, apáñatelas para derrotarles. Así que lo mejor que puedes hacer es reunir un buen grupo de guerreros. Puedes desde reclutar aldeanos y entrenarlos hasta contratar mercenarios.

El juego es una oda a los clásicos, pero lo que diferencia principalmente a la saga Mount & Blade, aparte de su tratamiento a la mujer, es su combate. Después de probarlo y dominarlo cualquier otra mecánica de combate a espada parecerá simple. El control de las armas y del escudo está llevado completamente por el ratón. El movimiento de éste, acompañado del correspondiente click, hará que el golpe sea dado desde arriba o abajo, izquierda o derecha. Te permitirá cubrirte de la misma manera, pero no olvides que si te entra un golpe por el flanco derecho debe ser ese el que te cubras, a no ser que lleves escudo, en cuyo caso sólo tendrás que preocuparte de que no te lo rompan y, sobre todo, de que no te pillen por la espalda o un buen arquero te agujeree un pie. O que en el modo multijugador alguien te dé una patada en lo alto de una escalera y te precipites al vacío.

Pero el combate no acaba ahí. En Mount & Blade innovaron también la lucha a caballo. Desde con lanza hasta ballesta, mandobles, hachas, arcos. Tendrás que controlar a las tropas que comandas, ordenar a los arqueros que se queden en un determinado punto, hacer cargar a la caballería o que la infantería se cubra. Deberás tener en cuenta qué ejército llevas, quiénes son tus compañeros y en qué destacan. Podrás organizarlos para que te sea más fácil controlarlos. Tal vez te convenga más tener a los arqueros a caballo en un grupo distinto al de la caballería normal. O a los ballesteros en uno distinto a los arqueros. Todo depende de ti. Y deberás hacerlo rápido, porque el combate no se detiene.

Quizá lo único que habría que echarle en cara al Mount & Blade son los gráficos. No es un juego que exija una tarjeta gráfica de última o de penúltima generación. Ni siquiera de antepenúltima. Para ser un juego de 2010 no da visualmente esa impresión. En sí está lleno de bugs ya que, por ejemplo, al permitirte caminar por piedras no es extraño que te quedes encajonado y sin poder salir o saltar. O qué decir de las proezas de los caballos, que casi rivalizan con las de Skyrim.

Pero un juego no es sólo lo visual, y como experiencia en general Mount & Blade: Warband cumple con lo que promete y más. Ofrece un juego multijugador entretenido. Además de que tiene muchos mods, la mayoría para multijugador y con sus propios servidores. Desde ser un Jedi hasta un samurái. C-RPG o Mercenaries son algunos de los más jugados, ofreciendo el primero que puedas personalizar a tu personaje como en el juego y haciéndole subir de nivel y el segundo luchar simplemente por dinero y equiparte así mejor. El punto negativo, sin embargo, es encontrarnos con que no hay muchos servidores españoles, y jugar en otros extranjeros puede hacer que tengas una latencia (ping) desorbitado.

Mount & Blade: Warband es, en definitiva, un juego entretenido, con un buen sistema de combate y una mecánica peculiar. Sus continuaciones, Mount & Blade: With fire and sword y Mount & Blade: Napoleonic wars, han seguido aumentando la saga, pero es Mount & Blade II: Bannerlord lo que los jugadores llevan años esperando. Los responsables de TaleWorlds llevan meses enseñando imágenes del juego que pinta bien, al menos gráficamente. Desgraciadamente, todavía está en fase de desarrollo y no hay fecha de salida. Queda esperar y ver con qué nos sorprenden esta vez.

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