Algunos esclavos que habían huido a Pérgamo contaron a Theoclia lo que había ocurrido con su hijo y esta de inmediato se fue a verle. Lo halló en la cárcel desfigurado y a punto de expirar. Cuando ella le abrazó, Calíopo le dijo: "Bienvenida, madre, porque eres testigo de los sufrimientos de Cristo", a lo que ella contestó: "Bendita soy, y bendito es el fruto de mi vientre, que consagré a Cristo, como Ana consagró a Samuel en la antigüedad". Al día siguiente los soldados llevaron a Calíopo ante Máximo, el cual volvió a intentar convencer al joven a renunciar a su fe, pero igualmente le halló firme. Entonces mandó fuese crucificado, y para mayor escarnio, que lo fuera el viernes siguiente, que sería Viernes Santo. Theoclia sobornó a los soldados para que no le hicieran morir como Cristo, por lo cual fue crucificado cabeza abajo, y así expiró. Cuando llegó la noche, Theoclia descolgó a su hijo, y abrazándolo, expiró ella también.
La existencia de este mártir se puso en duda durante tiempo, porque sus actas estaban llenas de interpolaciones piadosas y tardías, que tienen intenciones catequéticas sobre el martirio y la significación de este como real seguimiento de Cristo, expresando en los detalles. Los Bollandistas las incluyen en su obra, aunque con esta salvedad, y recogen otras versiones de la misma. Sin embargo, en el siglo XIX se encontró un manuscrito griego anterior a todos y mucho más escueto, que autentificaba el culto y la existencia del mártir, dando testimonios de su veneración. Baronio le incluyó en el martirologio romano a 7 de abril, siguiendo a los griegos, que calculan la Pasión del Señor a 7 de abril, no a 25 de marzo, como en Occidente.
Fuente:
-"Acta Sanctorum". Volumen XI. Bollandistas.
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 7 de abril además se celebra a
San Hermann José de Steinfeld, premonstratense.
San Aybert de Crespin, ermitaño.