¿Por qué hablo de este tema? Pues porque en estos momentos, la comunicación con los educadores de la escuela donde llevo a mi hija, creo que está fallando. A todos los niveles y además de un lado para otro y viceversa.
Voy a intentar explicarme para que lo entendáis.
Cuando empezó Lola la escuela con 7 meses, tuvimos una entrevista con la que iba a ser la educadora de Lola, donde le contamos cómo era la niña, nuestras rutinas, horarios, su carácter, sus puntos fuertes y los débiles. Nuestras preocupaciones, nuestras inseguridades también fueron temas que tratamos. Y reconozco que su educadora se tomó su tiempo para escucharnos y para ella explicarnos también cómo se iban haciendo las cosas. Durante el día a día, usábamos una libreta donde nos contaba de manera resumida, sus cacas, sus siestas (la duración de las mismas), su comida, la cantidad de los alimentos que comía y además algo que me encantaba eran las conquistas que hacían. Por ejemplo, hoy ha ido recorriendo de pie la sala y ha llegado hasta el cambiador. Además esta libreta, la usábamos para por parte de nosotros comentarle, si Lola había dormido bien, si la notábamos algún cambio. Pero además de la libreta, en la entrada o la salida, teníamos unos minutos para hablar con su educadora para comentar todo esto. Además de este sistema, cada 3 meses su educadora nos reunía a todos los padres y nos contaba a las familias, a través de fotos que hacían a los niños, sus rutinas, conquistas, actividades y juegos. Esa era la manera de trasmitir todo. En esas reuniones más de uno y más de dos, los padres, nos emocionábamos viendo esos avances, gestos y experiencias de nuestros hijos.
Esta forma de funcionar, en el fondo una comunicación de éxito, exige por parte de los educadores y las familias, compromiso. La implicación de ambas partes, para que la experiencias vividas por nuestros hijos estén llenas de cosas positivas. Si nuestros hijos sienten que nosotros, los padres y madres, tenemos confianza en las personas con quien les dejamos, todo funciona. Los niños, familias y educadores, construyen un círculo de confianza y de respeto, donde cualquier duda, inquietud por todas partes se dan respuesta y se solucionan. Nunca he tenido ningún problema, siempre me he sentido escuchada e invitada a cuestionar cualquier cosa.
Ahora ocurre otra cosa.
Empieza el curso, con educadores nuevos, empresa nueva que gestiona la escuela infantil Las Nubes. Y no tenemos una reunión personal con la educadora de nuestra hija, aunque aparezca en la normativa que la deben hacer. La información en la primera reunión general de todos, fue escueta y generó cierta desconfianza en las familias, la primera yo.
El curso empezó el día 4 de septiembre y hasta el día 1 de octubre, no nos contaron en qué iba a consitir el día a día, ni las líneas generales en las que se basa su metodología pedagógica. Desde el día 4 de septiembre siempre he mostrado mi interés por mantener una tutoría con la educadora de mi hija. Simplemente porque quiero conocerla, que nos conozca y que a través de esta reunión se establezca un punto de partida para crear esa confianza que necesito para que quedarme tranquila cuando dejo a Lola en la escuela.
Reconozco que antes de que nos facilitaran esa libreta, ella me sugirió que en un cuaderno cualquiera podríamos contarnos qué tal va haciendo las comidas Lola, porque en esos momentos era lo que me preocupaba. Lo estuvimos haciendo durante un par de semanas, y ya nos entregaron la nueva libreta. Lola mejoró considerablemente el tema de las comidas. O quizás que nosotros nos relajamos y Lola lo notó.
El tema es que la entrada del aula, está llena de pizarritas donde escriben: hemos hecho esto y esta semana haremos lo otro. Nos pidieron colaboración y me ofrecí, pero nunca me dijeron para qué. Y mi nombre se borró de la lista y así quedó la cosa. Y pregunto y sus respuestas son que otros harán cosas. La dinámica general de la escuela no invita a las familias a ser escuchadas, sino todo lo contrario.
Esta situación me hace sentir incómoda, incómoda cuando recojo a mi hija, cuando la llevo a la escuela, porque no siento que sea escuchada, que pueda preguntar. Siento que cuando lo hago, la educadora se siente incómoda y me responde a la defensiva. Con lo cual esto produce un mal estar en ambas partes. Pero el problema es que no hay tiempo, no hay tiempo de hablar, porque a las 16:00 horas, se van y no hay unos minutos que a veces harían que las cosas fueran más sencillas, para los educadores y para los padres. Para los educadores porque ellos podrían expresarse y las familias podríamos conocer un poco más qué hacen los niños en la escuela y cómo están.
La comunicación es necesaria, en cualquier relación de pareja, de familias, de profesionales, pero en este caso me parece la base de todo, la base de la confianza y del respeto. Normalmente la falta de comunicación, los malos entendidos, suelen ocasionar que las relaciones se rompan o que se generen conflictos.
Espero que este tema ayude a reflexionar sobre ello.
Me gustaría que me contarais si os sentís escuchados, si sentís que haya esa comunicación con el educador de vuestros hijos, si pensáis que es importante y cualquier opinión me gustaría escucharla. Prometo contestar los comentarios. Es un tema super importante y necesario, para que todo salga bien.