No podemos prestarnos a continuar con el apoyo a aquellos que solo piden sacrificios y hacen que paguen la crisis las victimas de la crisis, mientras vemos en ellos un discurso que nada tiene que ver con su forma de vida, escandalosamente opulenta y dirigida solo a seguir en ese territorio de privilegios que representa hoy la clase politica.
No se puede colaborar con los causantes de la crisis, con los que han abierto una brecha insalvable con la sociedad a través de blindajes, corrupción y prebendas y hacer que un elevado porcentaje de ciudadanos lo esté pasando mal, familias sin ningún ingreso, empresas abocadas al cierre, falta de crédito mientras las indemnizaciones millonarias crecen, colas en las Casas de Caridad, desempleados que no perciben la prestación y ningún horizonte de futuro para
las nuevas generaciones.
Un panorama desolador con el que no debemos colaborar, sí por el contrario la indignación debe transformarse en valor politico a través del coraje civico y derribar al despotismo y a la tirania de la clase politica para restablecer una sociedad de valores.
La magnitud del estallido social será tan enorme que no podrá ser reprimida, no habrá poder suficiente para reprimir a los cientos de miles de familias que ya no les importa perder nada puesto que lo han perdido todo. Esa es la herencia que nos toca y contra la que debemos luchar porque si no lo hacemos perderemos lo único que nos queda como seres humanos y como pueblo: La dignidad.
Estigma