Los que me seguís por aquí sabéis que no soy muy partidario de hacer uso del factor "suerte" (buena o mala) para justificar hechos (éxitos o fracasos). Hemos dedicado algunos posts a esta cuestión como 10 definiciones de suerte, ¿Y la suerte? o A propósito de la suerte.
Creo que a menudo los problemas no son de si existe o no la suerte sino, como casi siempre, interpretaciones diferentes del lenguaje. Para mí hay que distinguir 2 conceptos:
1. Azar: es algo sobre lo que no se puede actuar. Por ejemplo, no podemos predecir que al pasar por un determinado lugar de repente se caiga una marquesina y nos mate. Diríamos que "el azar nos ha jugado una mala pasada". Son hechos fortuitos, aislados y no está en nuestros manos influir en ellos. Es como clima, es el que es.
2. Suerte: es la consecuencia a algo, y para mí es lo que el Universo nos da como consecuencia de nuestro trabajo. Es un premio. Por eso mi frase preferida para hablar de ella es: "La suerte se presenta cuando la preparación encuentra una oportunidad"; y a la gente preparada, antes o después, las oportunidades le llegan. La suerte, digamos que adelanta o retrasa nuestros éxitos, pero no los determina. A menudo depende de capacidad de trabajo y, sobre todo, paciencia, de ahí que en la teoría del PSP: Pasión + Sacrificio + Paciencia, dijésemos que es la variable más compleja, porque la paciencia siempre habla del futuro y el futuro es incierto, no nos lo puede garantizar nadie, lo que lleva a muchas personas que al no ver resultados desistan. Buffon decía: "El genio es una larga paciencia"; algo en lo que coincidía la Madre Teresa: "La paciencia lo alcanza todo":
Me gusta el título del post de hoy: "No dejes la suerte en manos del azar". Lo dicho, tres factores y si se actúa así, los resultados llegan:
- Primero: intenta explotar tus fortalezas, es imposible alcanzar metas elevadas haciendo algo con lo que no se disfruta. Pon en práctica aquello que sabes hacer mejor. El mejor trabajo para cada persona es aquel que muestra nuestras "virtudes" y disimula nuestros "defectos". Merece la pena recordar a Baltasar Gracián: "Cualquiera hubiera triunfado de haber descubierto su mejor cualidad".
- Segundo: trabaja duro. Detrás de cualquier logro destacable hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio, aunque los demás no lo vean, porque a menudo la masa sólo ve la parte "visible" del éxito pero no la "invisible": fines de semana trabajando, noches de insomnio, etc, etc (ver post "El valor relativo del éxito").
- Tercero: aprende a esperar. La vida premia a quien gestiona bien los tiempos. Es una cuestión de justicia vital. Si algo que merece la pena se lograse de un día para otro, todo el mundo lo conseguiría. La vida pone obstáculos para separar paja y grano, para distinguir quién es el que sólo "desea" algo del que lo "quiere" de verdad y está dispuesto a pagar el peaje que toda meta tiene.