Año: 2016ISBN: 978-84-9458-718-4Nº de páginas: 250
Conocía a Francisco J. Zornoza por haber leído su anterior libro, Las llaves de la muerte, una novela histórica que nos acercaba al reinado de doña Urraca y, aunque en este caso cambiaba de registro, yo he decidido volver a adentrarme en su obra gracias a su última publicación, No digas que fue amor.No digas que fue amor tiene por protagonista a Purificación Cañas, una joven que gracias a la recomendación del cura de su pueblo consigue abandonar éste para trasladarse a trabajar en Valencia, donde comienza a servir en casa de los Montalt-Pons. Ya a su llegada caerá bajo el influjo del hijo menor de la familia, Álvaro, con el que iniciará un tórrido romance al que tendrán que poner fin cuando ella se quede embarazada y la familia no les permita seguir adelante con la relación. Purificación tendrá que abandonar la casa e instalarse en un edificio en el que comenzará a trabajar como portera, viéndose obligada a sacar adelante a su hijo en soledad, y contando únicamente con el apoyo de don Juan, un joven sacerdote al que conocerá en la parroquia y con el que entablará una estrecha amistad.
Francisco J. Zornoza
Este es únicamente el punto de partida de una historia en la que seguiremos las vivencias de la protagonista a lo largo de los años. Lo que en un principio puede parecernos, tanto por el título como por el planteamiento, un novela de corte romántico, va dejando paso a otros elementos que la alejan un poco de este género, encontrándonos también con ciertas dosis de thriller policíaco o de novela costumbrista.En "No digas que fue amor" nos encontramos con tres libros o grandes partes que componen la novela, quedando a su vez cada uno subdividido en diversos capítulos que suman un total de treinta y uno. Si bien la historia se va desarrollando de forma lineal, en cada uno de ellos nos vamos a encontrar con una perspectiva y forma de narrar diferente. Así el libro primero se centra en la propia Purificación y es ella quien asume la voz narrativa para ir contando sus vivencias en primera persona, mientras que llegados al segundo libro se produce un cambio que cede la palabra a un narrador omnisciente, que también será el que encontremos en el tercero, aunque en este caso hay partes en las que vuelve Purificación a asumir el relato. Ya había comprobado en Las llaves de la muerte el talento narrativo de su autor y aunque en esta ocasión no nos encontramos con un estilo tan elaborado como en su anterior obra, también aquí se aprecia que se ha cuidado al detalle, empleando una prosa directa, clara, rica y precisa. Al transcurrir la acción en Valencia, Francisco J. Zornoza mantiene algunos términos en valenciano, sobre todo aquellos que se refieren a objetos, platos o expresiones típicas de la zona, a los cuales acompaña la correspondiente nota explicativa, recogida en un glosario final. Esto se aprecia más en los diálogos, a través de los que el autor refleja la naturaleza de cada uno de los personajes y así no solamente reproduce la forma de hablar valenciana, sino que en el caso de las figuras pertenecientes a las clases sociales más bajas, emplea vocabulario que reproduce su jerga, ayudando todo ello en la definición de sus perfiles.Purificación Cañas, una joven ingenua e insegura que abandona su pueblo para trasladarse a Valencia, es la figura que en un primer momento se alza con el protagonismo en "No digas que fue amor". Durante la primera parte del libro iremos observando su evolución y transformación, una transformación que vendrá motivada por las experiencias sufridas en esta ciudad y en la que tendrá mucho que ver el sacerdote Juan, en el que encontrará una amistad y un apoyo incondicional. Es una mujer que a pesar de su juventud demuestra tener un carácter tenaz, luchadora y ambiciosa en el sentido de que no se vendrá abajo ante las circunstancias adversas sino que luchará por salir adelante y progresar, esforzándose por mejorar su educación y poder proporcionar a su hijo una vida feliz, segura y estable. Purificación es el personaje que cuenta con un perfil más trabajado pero aún así comparte vivencias con otras figuras igualmente destacadas. Así en la primera parte también conoceremos a don Juan, un joven y apuesto sacerdote con el que la joven iniciará una estrecha relación que se mantendrá y afianzará a lo largo de los años, siendo él la persona responsable de la mayor parte de los cambios que se produzcan en su personalidad. Y si el cura es la persona que vela por Purificación, en el plano contrario está doña Leonor, la mujer en cuya casa entra a trabajar la joven y que no dudará en despreciarla y alejarla de su lado en cuanto se entere de su embarazo. No obstante, Leonor es una figura con un trazado interesante pues a medida que avance la historia iremos descubriendo otros matices que la hacen más humana.El primer libro está más centrado en las vivencias de estos personajes mientras que en el segundo Francisco J. Zornoza nos sorprende con una especie de ruptura en la línea argumental que venía desarrollando, poniendo el foco de atención en los problemas de otras figuras como el hijo de Purificación, Carlos, y su grupo de amigos, o unas prostitutas, La Nancy y la Lirios, y su chulo, El Pistolas. A mí en un primer momento este cambio me descolocó bastante ya que no acababa de ver la relación con todo lo anterior, llegando incluso a pensar que eran tres historias independientes las que conformaban No digas que fue amor. Además este segundo libro, por el enfoque de la historia y por los diálogos que sostienen los personajes en los que el autor emplea un tono más coloquial, se me ha hecho un tanto pesado. Fue cuestión de seguir avanzando para que las piezas encajasen y, aunque no puedo decir que este desarrollo me haya convencido completamente, al menos finalmente sí que queda todo vinculado. El inicio de la historia se sitúa a comienzos de los años sesenta y se extiende hasta finales de los ochenta, más de veinte años en los que se van a producir muchos cambios, y no solo en las vidas de los personajes que desfilan por las páginas de No digas que fue amor, sino también a nivel social, político, cultural o económico en nuestro país. La novela cuenta con una buena contextualización a través de la que el autor va a dar cuenta de muchos de estos hechos, integrando en su narración diferentes datos que ayudan a situar la acción en cada época. Así se mencionan sucesos de toda índole como la celebración de las primeras elecciones a Cortes Valencianas, la boda de la cantante Lolita , el estreno de la película ET, el atentado de Atocha en 1977 o la catástrofe conocida como Pantanada de Tous entre otros. Y puesto que la acción tiene lugar en Valencia, y el autor es valenciano, vamos a disfrutar de una excelente ambientación a través de la que Francisco J. Zornoza nos va a mover por la ciudad, mostrándonos calles, plazas o lugares emblemáticos. Y además de los emplazamientos físicos, también nos ofrece en No digas que fue amor una muestra de cómo era la sociedad de cada época, destacando especialmente el periodo correspondiente a los años ochenta.Resumiendo, No digas que fue amor es una novela cercana y real que mezcla diferentes elementos pero en la que priman los sentimientos, recogiendo la historia de una mujer que tendrá que luchar por salir adelante ante la adversidad y hacer realidad sus sueños.Si te ha gustado mi reseña, puedes comprar No digas que fue amor a través de los siguientes enlaces:Gracias al autor por facilitarme el ejemplar para su reseña