Las cosas por fin van bien, pues crece el decrecimiento, por lo tanto hay brotes verdes pero subterráneos, porque crecen hacia abajo como los cangrejos que avanzan hacia atrás. Cuando se logre que sólo los que tengan un empleo remunerado se cuenten como población activa se logrará el pleno empleo, aunque la tasa de actividad sea del 10% de la población en edad de trabajar. Ya se sabe que cuando no se arregla un problema se puede maquillar la estadística para que desaparezca por arte de magia contable.
Todos andan perdidos sin saber en realidad qué hacer porque no les conviene saberlo, como decía un científico en la radio hablando de la investigación en España comparada con otros países similares, puede que no se haya sabido hacer o que no se haya podido o que no se haya querido, de lo que se puede deducir que lo único que está presente en las tres opciones es el "no". Al final, el espíritu de duda metafísica es tal, que todos los medios están llenos de declaraciones de unos y otros, convirtiendo lo que se dice en hechos sin serlo realmente.
Todos tienen algo que decir, y para darle credibilidad de hechos a los dichos están los verbos oportunos. Toda mentira puede ser precedida por un verbo colchón, fulanito reconoce, admite, confiesa, acepta, preceden a la trola que se da por válida sólo por el hecho de que el verbo implica la aceptación de una realidad que no existe, es pura palabrería. Para rizar el rizo, según quien sea el que lo diga deja de ser persona y se convierte en ente, España dice, Madrid dice, Cataluña dice, dice el ministerio, dice la consejería autonómica, dice la diputación provincial y dice el ayuntamiento, así que la concejalía de lo que sea reconoce que lo están haciendo de putísima madre y va y lo dice. Lo cual a los ciudadanos no les sirve absolutamente de nada.
Bien, pues para salir de dudas metafísicas transmitidas por portavoces de entes abstractos burocráticos lo más sencillo es mirar cómo solucionan otros este problema de navegar entre la eterna duda y el autobombo injustificado. Cojamos por ejemplo una ciudad de unos 100.000 habitantes, llámese Miami Beach por ejemplo, pues es fácil encontrar noticias en español para informarse de lo que se cocina por allí. Al parecer, los habitantes de la citada ciudad pueden hacer cosas que son imposibles en cualquier ciudad o distrito de ciudad de España con similar población, de lo que podemos deducir que están capacitados para hacer algo que otros no pueden por su incapacidad: reunir firmas del 10% del electorado para promover que algo se vote en referéndum.
Lo asombroso es que hay una gran parte de la población de la citada ciudad que no se diferencia genéticamente de la que vive en cualquier ciudad española, así que la diferencia sobre la capacidad de intervenir por procedimientos democráticos decisiones de las autoridades no se debe sin lugar a dudas a una mutación genética, luego debe ser otra cosa.