Foto por rociosalazarp
¿Se han encontrado conesas preguntas que tienen solamente dos caminos bien definidos unodel otro, pero no logran decidirse por uno? La vida, tan simpática que la han de ver. Es tan simple caminar en un sentido u otro, derechao izquierda, blanco o negro, manzana o pera, torta o kuchen, ron o vodka... en fin. Sin embargo, hay decisiones que no son fáciles por muy clarosque sean esos caminos. La complejidad radica en que queremos, de alguna forma,caminar por ambos al mismo tiempo sin perder eso que no viviríamos (ojo con el tiempo verbal, ¡maldito condicional!). Los doscaminos se ven bien (o no tan mal), ambos caminos nos satisfacen de distintas maneras(o no te matan). Pero si se elige uno, el otro desaparecerá de inmediato y porcompleto, esfumándose delante de nuestros ojos… si das el primer paso ya noexistirán dos caminos, solamente el que tomaste y deberás olvidar que algunavez quisiste el otro (difícil...).
Tomaruno de los dos caminos es una decisión que pasa por varias pruebas. Primero nosencontramos con lo dulce, nos afrontamos a lo sabroso y lo que nos haría sentirmejor. Luego, vemos con claridad la energía que nos quitaría el enfrentarnos auna u otra opción, vemos la simpleza o la falta de ella, las curvas, las vallas,las espinas y una que otra sombra que podría quitarnos luz. Pero finalmente vemoslo doloroso de caminar o no por uno de esos simples caminos, vemos lo queperderíamos si no vamos por la izquierda, vemos los que sufriríamos sicamináramos por la derecha… y justo eso es lo que decide por nosotros.Comoseres humanos somos guiados mentalmente por el camino del mal menor, aunquesepamos que por el otro disfrutaríamos más, somos guiados instintivamente porel pavor al dolor. Y con los años se acrecienta esta particularidad, con eltiempo vivido nos alejamos casi instantáneamente de lo que nos haría sufrir, olvidándonosde la felicidad que nos proporciona esa ruta, a pesar de todo.Sí, el miedo manda. Ya no es opción tirarse a lapiscina sin agua, ya no hay utopía en el alma, ya no somos inmortales… laexperiencia nos ha vuelto adultos y responsables, ¡puaj!Casitodos los días extraño a la kamikaze que solía vivir en mí (lo pasábamos delujo), pero hoy valoro la quietud del agua por sobre las adrenalinicas olas… hoy es más fácil y simple no sufrir.