Soy una fiel (especial valor tiene esta palabra para este post, amigos) seguidora de la comunicación de ING Direct. En esta ocasión vuelven a hacer gala de que la simplicidad en muchas ocasiones es la clave para sorprender, cautivar, arrancar una sonrisa y meterse al cliente en el bolsillo.
Además de contar con copies que describen muy bien cada uno de sus productos, saben escoger muy bien las historias que nos cuentan. Hoy han decidido que era necesario hablar de fidelidad y es que recién estrenada la primavera es un tema que puede interesar a más de uno. El hit de los 70, El jardín prohíbido, con acento italiano firmado por Sandro Giacobbe hace el resto. Buen rollo al máximo aunque se trate de un banco. Me atrevería a decir que es el tipo de piezas que desmitifican la imagen de todo un sector, como sucede a menudo con bancos. Ya tengo lovemark bancaria.
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