"Mandé a un chico a la cámara de gas en Huntsville. A uno nada más. Yo lo arresté y yo testifiqué. Fui a visitarlo dos o tres veces. Tres veces. La última el día de su ejecución. No tenía por qué ir, pero fui. Naturalmente no quería ir. Había matado a una chica de catorce años y os puedo asegurar que yo no sentía grandes deseos de ir a verle y mucho menos de presenciar la ejecución, pero lo hice."
Decir a estas alturas que McCarthy figura entre mis autores favoritos casi sobra. Los asiduos a asomarse a los títulos que voy posando en mi estantería virtual lo saben. Aquellos que no lo son... bueno, también lo saben a partir de ahora. Me gusta la capacidad que tiene este autor de perturbar al lector con sus palabras hasta hacerlo removerse incómodo en su silla mientras continúa leyendo sin despegar los ojos de las palabras que motivan su desasosiego. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, No es país para viejos.
Nos situamos en una zona indeterminada de Norteamérica, tal vez Texas. Allí Moss encuentra un escenario difícil de olvidar: un enfrentamiento entre narcotraficantes ha dejado heroína y un par de millones de dólares en metálico. Viendo en ello la oportunidad de tener una vida mejor decide llevarse el dinero aprovechando que no hay testigos sin saber que eso lo va a convertir en el objetivo de un asesino aterrador, un sheriff y un ex agente de las fuerzas especiales.
Estoy segura que muchos conoceréis este título por la película de los hermanos Coen co-protagonizada por Bardem y tal vez este sea uno de esos extraños casos en que van casi en perfecta sintonía poniendo las imágenes adecuadas a las palabras del autor. McCarthy fiel a su costumbre no despilfarra letras, elimina cualquier adorno que pudiera embellecer su forma de escribir y consigue de ese modo dar aún más realismo a sus palabras. Tampoco necesita grandes descripciones para que conozcamos a sus personajes. Al igual que los virtuosos del pincel en apenas un par de trazos nos hace un boceto perfecto que cualquiera podría reconocer. Un claro ejemplo es el asesino Chigurh, un personaje con muchísima fuerza capaz de infundir temor solo con la mirada y que nos deja una huella con cada una de sus escasas palabras. Lo mismo sucede con el shériff y sus reflexiones y con Moss. En realidad, McCarthy no es un autor de ambientes, sino de atmósferas, las generadas por sus protagonistas.
Con un estilo rápido nos conduce por una novela a ratos brutal y en todo momento adictiva escrita con su particular estilo. Porque sí, prefiere las conjunciones a las comas. Y los diálogos nos encuentran por sorpresa sin que nada nos indique que alguien tenga algo que decir. Y tampoco suele haber demasiado para decir, así que terminan del mismo modo. Excepto, tal vez, las reflexiones en voz alta.
Hoy si que recomiendo que os acerquéis a este título, no es simplemente una historia en la que se persigue a un hombre por lo que se ha llevado. Como suele suceder con este autor, hay mucho más. Y, por supuesto, puede hacer que el lector se remueva en su cómodo sillón, pero si eso sucede seguro que cuidará también que no se le caiga el libro de las manos.
Y vosotros, ¿os habéis estrenado con este autor o su adaptación cinematográfica?
Gracias
PD. Lo dicho, el trailer de No es país para viejos: