Lo bueno o no bueno que eres es una cuestión de estudio y de práctica. No hay más. El resto es palabrería. Recuerda las palabras del guitarrista Paco de Lucía, al que ya hemos citado aquí en más de una ocasión al hablar de Aprendiendo de los mejores (Alienta, 8ª edición): "Cualquiera puede convertirse en el mejor guitarrista del mundo si está dispuesto a ensayar catorce horas al día todos los días de la vida".
No olvides la primera palabra: 'Cualquiera'. No dice 'la mayoría' o 'casi todos'. Y para ello, lo primero de todo, es la PASIÓN. Recuerda: para que otros amen lo que haces, tú tienes que hacer lo que amas. ¿Cómo vas a ser un buen guitarrista si se te cae el instrumento de la manos? ¿Cómo vas a ser un buen guitarrista si cuando te pones a tocar está deseando dejar la guitarra para ir a hacer otra cosa? ¿Te gusta la guitarra o el glamour que da tener éxito como guitarrista? Son dos cosas diferentes. Lo segundo es consecuencia de lo primero, y si estás pensando en la alfombra roja y el confeti antes de nada, el futuro no es halagüeño. Recuerda las palabras de Chris Gardner, quien dio lugar a la película En busca de la felicidad (2006) interpretada por Will Smith:
"No hay plan B para la pasión.Haz lo que amas y el éxito te llegará"
Por tanto, tienes que darle pasión a tu vida -en lo que sea- pero la pasión que no falte. Luego, todo es una cuestión estudio y práctica. Estudio para conocer los fundamentos de cualquier disciplina -ya sea coach, conferenciante, emprendedor,...- y después horas de vuelo para ganar control, tomar los mandos a cualquier trabajo e ir puliendo cosas hasta ser un experto (y referente) en algo. Porque ser un referente es la única alternativa rentable de verdad: a la gente brillante les ofrecen oportunidades brillantes; a la gente normal, oportunidades normales; y a la gente mala, ninguna oportunidad. La rentabilidad suele llegar después de haber pegado muchos tiros
La repetición es la madre de la destreza. La genialidad no es otra cosa que la práctica diaria. La perfección se adquiere con la repetición. No nacemos aprendidos. Nadie nace siendo un genio de nada y todo el mundo antes de maestro fue aprendiz.
¿Y qué pasa con el talento natural? Algunas personas dirán que hay personas con un talento natural (predisposición o primera naturaleza, como la llamaba Aristóteles) a hacer o ser mejores en algo. Sí, es cierto, hay personas con una predisposición natural, pero eso es indiferente al resultado final. Lo pondremos con un ejemplo que aparece en Tu futuro es HOY (Alienta, 2ª edición):
"Imaginemos que tenemos dos personas quieren ser buenos vendedores, esto es, vendedores tipo 10, y una persona está en un nivel 2 y otra en un nivel 6 de habilidades. ¿Qué significa que una persona esté en un nivel 2 respecto a otra en un nivel 6? Dos cosas: una, que va a tener que trabajar más duro; y dos, que va a tener que trabajar más tiempo; pero no si es o no posible llegar donde quiere llegar, porque su capacidad de aprender -estudio y práctica- es su herramienta más poderosa para conseguirlo. Todo se basa en más trabajo y más horas ".
Javier Cebreiros (@cebreiros) en su libro Olvida tu lenguaje corporal (Plataforma, 2015) dice:
¿Estoy dispuesto a convertirme en la persona que es necesario"En nuestro cerebro tenemos autopistas y caminos de tierra. Las autopistas son esas carreteras por las que se circula tanto que se acaban asfaltando, puliendo y mejorando para ir más rápido y mejor. Y los caminos de tierra son esos parajes por donde casi nunca vamos, y por eso siguen igual. De la repetición surge la mejora. Cuanto más recorres un camino, más rápido y mejor lo recorre después tu cerebro".
convertirse para llegar donde quiero llegar?
Y añade al mismo tiempo:
"Permíteme invitarte a resolver la siguiente operación matemática, en un minuto sin ayuda de la tecnología: 34.255 x 2.534.361... Es posible que hayas decidido seguir leyendo, ajeno al resultado, no porque no seas capaz de hacerlo, sino porque su cálculo merece un esfuerzo que no estás dispuesto a realizar en este momento. Te cuento que hay un niño de 12 años, que no es superdotado, capaz de contestar correctamente en menos de dos segundos. ¿Sabes por qué? Porque ha entrenado durante ocho años el uso del ábaco, cuatro horas diarias, siete días a la semana. Tanto fue el entrenamiento que llegó a interiorizar mentalmente el utensilio hasta el extremo de no necesitarlo físicamente para calcular".
El 'yo no soy bueno para...' es caer en la resignación, mezcla de pereza y cobardía; de pereza, porque te evita mover el culo y ponerte las pilas trabajando duro en una dirección determinada; de cobardía, porque si no asumimos riesgo de luchar por algo, ese algo no puede ir mal y así vernos como fracasados (eso sí, a costa de renunciar a vivir). El 'yo no soy bueno para...' es la excusa perfecta para no tomar acción.
A la hora de fijarse metas y objetivos, sólo tienes que hacerte la siguiente pregunta, una sola:
Si la respuesta es afirmativa, todo es ponerse en movimiento a través del estudio y de la práctica sin desistir en ningún momento del camino. Ya sabes: el trabajo más duro siempre es no rendirse.
Fuente http://www.franciscoalcaide.com/2015/08/no-existe-eso-de-yo-no-soy-bueno-para.html