La afirmación de Nietzsche; “No existen hechos, solo interpretaciones” enmascara y camufla la realidad, si no hay hechos obejtivos no puede haber verdad.
Las interpretaciones de los hechos son formas subjetivas de la verdad que pueden contener falsedades que mezcladas con la verdad se transforman en mentiras.
La subjetividad o la objetividad dependerá en todo caso del observador del hecho que narrará un acontecimiento, no una interpretación hecha por él del suceso.