Un maestro preguntó a sus alumnos:
- ¿Por qué la gente grita cuando está enfadada?
- Porque perdemos la calma- contestó uno.
- Pero, ¿por qué gritar si la otra persona sigue a nuestro lado? ¿No es posible decir lo mismo sin gritar?
Los alumnos no acertaron del todo en sus respuestas y el maestro les explicó: Cuando dos personas se enfadan, sus corazones se alejan mucho y para cubrir esa distancia, es necesario gritar. Cuanto más enfadados estén, más separados se hallarán, y más necesario será gritar.
Y termina la semana en víspera de San Valentín, el día de los enamorados.
El mismo maestro preguntó a sus alumnos:
- ¿Cómo hablan dos personas que se han enamorado?
- No se gritan, maestro -contestó un alumno- se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. Incluso en determinados momentos sólo se susurran, o incluso ni eso, tan sólo se miran. Porque sus corazones están realmente unidos.
Así que cuando alguna vez nos enfademos, porque seguro que nos enfadaremos, no permitamos que las palabras alejen más nuestros corazones. No vaya a ser que se alejen tanto tanto que luego no encuentren el camino de vuelta.