La coherencia traduce una concordancia de palabras y mensajes con afinidad en las acciones directas.
Un modelo de negocio que adopta este camino rentabiliza su continuidad en el mercado sin necesidad de ocultar las contradicciones que se suceden cuando, contrariamente, existe la discordancia entre lo que expresa la imagen corporativa de la entidad, y lo que realmente emprende.
Por ello, el Branding conjuga y desarrolla la idea de marca poniendo sus expectativas alrededor de una panorámica que dé sostenibilidad a la empresa encarnándose en un continuo reajuste dentro de su sector.
Esta carrera de fondo se organiza con miras y actitud de permanencia en el mercado al estimar que el valor funcional de la corporación, por sí solo, no cuaja si no existe una confluencia en provecho de otra valoración más cercana, el valor emocional. De este modo, tal evaluación, puede registrar prósperas estrategias de fidelización a través de un proceder coherente y comprometido, acorde con lo que representa la empresa mientras, ésta, mantiene una interrelación duradera de principio a fin con el ámbito socio-profesional en el que se circunscribe el espacio de acción que muestra.
Esto es, decidir atravesar el umbral del Valor de Responsabilidad Social que toda empresa, con deseo de ser marca, ha de garantizar a su audiencia perdiendo el miedo a la participación de sus empleados, así como, capacitar apertura a sus usuarios, y potenciar una empresa habilitada para que aparezcan las maniobras estratégicas en los Departamentos de Recursos Humanos especializados en trazar puentes de colaboración, tanto interna como externa, que ayuden a expandir la identidad de la compañía.