Se ha cumplido un año de la desaparición de su melliza Alyssa y la policía no ha encontrado al culpable. Para Johnny, un chico de trece años, eso es algo que no le deja dormir, tiene la certeza que su hermana está viva, que alguien la retiene y que la policía ha dejado de buscar. Es por ello que cada noche sale a vigilar. Tiene un mapa marcado con casas sospechosas y una libreta en la que está toda la información sobre posibles culpables. En casa nadie lo espera. Su padre roto por el dolor y la culpabilidad los ha abandonado y su madre se ha sumergido en una espiral de pastillas, drogas y malas compañías: Johnny está solo. En un principio es difícil hacerse a la idea de que un niño de trece años conduzca, vague sólo por las noches y se meta en tantísimos peligros sin que nadie le pare los pies. Pero Johnny es un chico con una meta: encontrar a su hermana y no está dispuesto a que nadie se lo impida. Desde el principio de la historia nos daremos cuenta que Johnny es sumamente espabilado e inteligente. Descubre cosas que a la policía se le escapan totalmente y es el responsable de que finalmente se sepa la verdad. Tiene una madurez nada propia de su edad. El pueblo ha estado conmocionado desde la desaparición de Alyssa pero se sobrecoge aún más cuando desaparece otra niña: Tiffany.es ahí cuando la obsesión de nuestro protagonista aumenta, está seguro que si encuentra a Tiffany dará con su hermana.
No hay cuervos es una novela absorbente y vertiginosa que nos habla del dolor de la pérdida, de la obsesión y de la resolución de un niño de trece años por encontrar a su otra mitad. Una historia desgarradora que en más de una ocasión os hará estremeceros.
Si os gustan las novelas de misterio, giros complejos y desenlace asombroso no os perdáis la novela. A mi sólo me queda desear que se publiquen más novelas del autor, he investigado en su web y son sumamente interesantes.