Las imágenes conocidas el lunes con un numeroso grupo de rehenes permiten deducir que al menos entre 60 y 100 de las niñas permanecen unidas por sus captores, que no han sido aún repartidas en grupos más pequeños, lo que haría casi imposible su rescate. El líder del grupo yihadista ha anunciado que sólo las pondrá en libertad a cambio de la excarcelación de sus correligionarios en prisión. Son por tanto una baza negociadora, pero tampoco por ahí se deben tener muchas esperanzas.
Es una historia terrible en la que empezar a disparar a todos los lados o montar operaciones militares de urgencia sólo van a empeorarla, a menos que el Ejército nigeriano tenga un golpe de suerte. No es lo que ha ocurrido si pensamos en los precedentes. Operaciones anteriores de rescate de grupos más reducidos han acabado sin éxito o con los rehenes muertos.
La presión silenciosa tendría más posibilidades que las balas. Sería más útil que los países implicados presionaran a Camerún para que controle su lado de la frontera, que las bandas de Boko Haram atraviesan con facilidad. Pero los cameruneses no han dado muchas muestras de asumir responsabilidades en un conflicto que no les afecta.
Entregar al Ejército nigeriano información será más conveniente que enviarles armas. Las informaciones que se conocen sobre su capacidad indican que su falta de material militar no es el único problema. Es una fuerza mal entrenada para una lucha contra insurgentes y sus tropas, mal pagadas y mal alimentadas, carecen de la motivación necesaria.
Los militares no pueden contar con el apoyo completo de la población del norte, por mucho que el secuestro masivo haya horrorizado a muchos de sus habitantes. En un caso paradigmático de su conducta, en marzo los habitantes alertaron al Ejército de la presencia de un grupo numeroso de miembros de Boko Haram. Los militares no hicieron nada durante días y luego bombardearon el pueblo desde el aire cuando los yihadistas ya lo habían abandonado. Murieron diez civiles.
La realidad es que las únicas personas que han tomado la decisión correcta a tiempo han sido las niñas que lograron huir de sus captores en los primeros días tras el secuestro. Los gobiernos, en especial el nigeriano, que no reaccionaron a tiempo en el último año con hechos similares, aunque con menos rehenes, no están en condiciones de que les creamos cuando afirman que van a hacer todo lo posible para solucionar esta crisis./Blog Guerra Eterna