Al Athletic, que jugará en Europa por tercer año consecutivo, le han faltado solo dos puntos para disputar la Champions. Con lesiones notables y prolongadas (Muniain, Williams, Laporte…), el equipo supo salir adelante mientras se medía en tres competiciones a la vez. Dirigidos por Ernesto Valverde, uno de los técnicos más serios (y menos mediático) del panorama balompédico, los leones han consolidado un proyecto ambicioso, en la medida de sus posibilidades. La incorporación de Raúl García ha sido vital, así como la recuperación para el eje del medio campo de Beñat Etxebarria. Sin embargo, la segunda juventud de Aritz Aduriz es lo que más sensación ha causado, llevándolo a las puertas de la próxima Eurocopa con su imponente bagaje de 36 goles en el zurrón.
Agosto ya nos trajo una de las mayores alegrías de las últimas décadas, con la obtención de la Supercopa de España, de manera brillante ante el todopoderoso Barcelona. De la Europa League solo nos apartó en cuartos la auténtica mala suerte y los penaltis, ante un Sevilla que ahora jugará la final. Y de la Copa del Rey, que se nos cruzó de nuevo el Barça.
Así pues, este quinto puesto en Liga es el triunfo de una filosofía y una forma de hacer las cosas. Por eso, a mí me sabe a gloria. Y es que, como suelen decir los taurinos, nunca hubo quinto malo.