colores bandadas de gaviotas planean por delante de mi vida: se posan en el alféizar de la ventana: se arriman a los cristales empañados y me señalan con sus estridentes picos: soy para ellas: lo que yo para la inmensa mayoría de vosotros: un exótico: aunque peligroso pez de colores: y bien: es posible que no sea más que eso: un pez: pero no de colores: de colores NO: yo nado contracorriente: tengo memoria a corto y largo plazo y no olvidaré fácilmente vuestros caretos en los cristales rotos de mi vida: y menos aún: vuestras uñas: señalándome: no se os ocurra olvidarme, porque yo jamás me olvidaré de vosotros: hubert selby jr ** arena como cada día que hace bueno voy a la playa y como cada día extiendo mi vida sobre la arena seca cada vez más lejos de donde gritan los niños cada vez más lejos de donde rompen las olas: siempre habrá tiempo para llorar: delphine de vigan ** Uno menos. A este paso, pensé, pronto, más de lo que imaginaba, en mi memoria a largo plazo, y fuera de ella, de aquel pasado de coches de choque y páginas de sucesos, no iba a quedar naide por quién preguntar, y este menda, algo impensable en su momento, tendría la última palabra, y si la salud lo respetaba, si su diabetes no le sumía en la ceguera, tendría también, para consigo mismo, para con el mundo, la obligación de escribirla, sin faltar a la verdad, esa última palabra: palabra de epitafio. [Del relato “Coches de choque”] [Editorial Origami]
No hay tiempo para libros. 2ª ed. ampliada (17 poemas + 1 relato inéditos), de David González
Publicado el 04 octubre 2013 por José Angel Barruecocolores bandadas de gaviotas planean por delante de mi vida: se posan en el alféizar de la ventana: se arriman a los cristales empañados y me señalan con sus estridentes picos: soy para ellas: lo que yo para la inmensa mayoría de vosotros: un exótico: aunque peligroso pez de colores: y bien: es posible que no sea más que eso: un pez: pero no de colores: de colores NO: yo nado contracorriente: tengo memoria a corto y largo plazo y no olvidaré fácilmente vuestros caretos en los cristales rotos de mi vida: y menos aún: vuestras uñas: señalándome: no se os ocurra olvidarme, porque yo jamás me olvidaré de vosotros: hubert selby jr ** arena como cada día que hace bueno voy a la playa y como cada día extiendo mi vida sobre la arena seca cada vez más lejos de donde gritan los niños cada vez más lejos de donde rompen las olas: siempre habrá tiempo para llorar: delphine de vigan ** Uno menos. A este paso, pensé, pronto, más de lo que imaginaba, en mi memoria a largo plazo, y fuera de ella, de aquel pasado de coches de choque y páginas de sucesos, no iba a quedar naide por quién preguntar, y este menda, algo impensable en su momento, tendría la última palabra, y si la salud lo respetaba, si su diabetes no le sumía en la ceguera, tendría también, para consigo mismo, para con el mundo, la obligación de escribirla, sin faltar a la verdad, esa última palabra: palabra de epitafio. [Del relato “Coches de choque”] [Editorial Origami]