Para seguir redondeando actuación, el trío solista Elena Rosso, Fernando Fernández y Ángela P. Alba completan un Ave María de Franz Xaver Biebl único, global, compacto, integrando todas las voces en una sola sensación.
El final sigue con músicos de la tierra y en euskera, X. Sarasola y Neskatx' ederra reconfortante al oído tras la cumbre anterior, más ese zortzico que mueve a todos, Segalariak (Josu Elberdin) reconocido en esta tierra que con permiso, he rebautizado como País Vascoral.
Propina acorde con el entorno sobrio de Santa Ana y Requiem como adiós que resulta siempre cercano, Agnus Dei que nos quita el pecado pero no de leónigan, pecados musicales capitales sin acto de contrición ni propósito de la enmienda.