No he de callar, por más que con el dedo silencio avises o amenaces miedo

Por Ezequiel Tena

No hace falta irse a China. Aquí en Europa el rodillo de la censura es inmisericorde. En cuanto sacas los pies del plato respecto a una de las cabezas de la Hydra (Cambio climático, guerra de Ucrania, teología de la muerte, pandemia, LGTBÍsmo...), toda una batería de medidas dispuestas para la aniquilación social del disidente se ponen en marcha. El efecto más perverso que obtiene es precisamente la autocensura.

La autocensura hace que nos instalemos en un mundo preñado por la mentira, el fingimiento, el autoengaño y la falsedad; puede proporcionar un alivio quimérico al practicante, que en principio sabe que se miente y que es mentido...hasta que al fin olvida. Agridulce olvido.

Hace un tiempo le decía a mi padre que le envidio la edad. Nos va a tocar vivir cosas inimaginables.
Y o plantamos cara y dejamos en segundo plano nuestras burguesas certidumbres o ninguna esperanza le va a quedar al ser humano. No podemos esconder la cabeza como avestruces.