No hubo diferencias en un duelo con historia

Publicado el 16 junio 2011 por Marianofusco

El marco del Estadio Centenario en la previa del partido evocaba a los viejos y buenos tiempos del fútbol uruguayo, tanto de su Selección como de sus equipos más renombrados. En la final de la Copa Libertadores de 1962, el Santos de Pelé se impuso sobre el Peñarol de Alberto Spencer, proclamándose como el mejor del continente. La reedición de ese duelo comenzó ayer, en un partido en el que los mismos conjuntos igualaron 0 a 0 en el encuentro de ida de la instancia decisiva del certamen más importante de América.

La imprecisión dominó el juego en los minutos iniciales del cotejo. Ni los uruguayos ni los brasileños pudieron acomodarse a un campo de juego muy húmedo y con el césped alto, lo que impidió la buena circulación de la pelota y ocasionó sucesivos resbalones. Más allá de eso, ambos elencos buscaron manejar las acciones desde la mitad de la cancha, aunque sin tener claras situaciones de gol. No hubo una superioridad notoria de una parte sobre la otra, sino que se estudiaron mutuamente e intentaban lastimarse pero sin éxito alguno.

La falta de eficacia a la hora de las definiciones y los pases tuvieron como principales culpables a los defensores de cada uno de los cuadros, el estado de la cancha y, en menor medida, la suerte. El encuentro no fue atractivo: estuvo más centrado en la marca, en la presión y en el nerviosismo, y no tanto en la creación de fútbol. Neymar, una de las cartas de victoria de los hombres dirigidos por Muricy Ramalho, no gravitó en la primera mitad. Se dedicó a las apariciones ante la cámara y a la actuación, y en las pocas oportunidades en las que se contactó con el esférico fue neutralizado por los futbolistas Carboneros.

Santos saltó en la segunda mitad a buscar el resultado. Neymar, quien en el entretiempo pudo haberse ido expulsado, se vio mucho más inquieto y peligroso; por ende, su escuadra también. El Alvinegro da Vila controló los hilos del encuentro y arrinconó a su adversario, que se mostró atónito y cedió el balón y la iniciativa paulatinamente. Por otra parte, el local intentó recuperar el protagonismo con el ingreso de Fabián Stoyanoff y de Antonio Pacheco, y encontró varias chances de peligro que pudieron significar el 1 a 0 parcial.

El tiempo pasó y el ambiente del mítico recinto de Montevideo, ese mismo que albergó la primera final del Mundo, se fue haciendo más tenso. La tónica del duelo pasó a ser un golpe por golpe; Peñarol avanzó por las bandas, con centros y pelotas paradas. A falta de cinco minutos, y tras un centro desde la izquierda, Diego Alonso marcó lo que hubiera sido la apertura del tanteador para los Orientales, pero el juez Carlos Amarilla lo invalidó correctamente a instancias de uno de sus asistentes.

El duelo de vuelta será el miércoles siguiente, en el Estadio Pacaembú. Ambos buscarán escribir una nueva página en su rica historia copera, aquella que habla de títulos y de grandes victorias contra poderosos adversarios alrededor de todo el mundo. Todo parece indicar que Santos obtuvo un mejor resultado, pero Peñarol, al igual que el fútbol charrúa, conoce de hazañas increíbles. Ya lo demostró.