Ahora te pondré el ejemplo. Compré y leí con fruición un libro relativamente raro en una librería con una sección de libros de segunda mano: La insoportable levedad del ser, que me encantó, pues en el siguiente libro que cayó en mis manos lo mencionaba. ¿No veis ahí al Destino o su compañera la Vida o la Casualidad colocando una ficha al lado de la tuya? Me pasó también después de leer Lolita de Nabokov, eso de ser mencionada en una película que estuviese viendo o ser la película que echasen por televisión, o con un relato de Maupassant o de Edgar Allan Poe.El otro día en el gimnasio, un tío en la elíptica me invita a quitarme los cascos para preguntarme si era de Bilbao. Resultó ser un chaval que iba al mismo colegio que yo en mi tierra… El tipo trabaja para la marca de neumáticos que acaba de romperse de forma extraña en mi coche y que andamos buscando en varios concesionarios. No me ha servido de nada, pues él es un directivo que trabaja en Portugal. Pero me llamó más la atención ese dato que el hecho de ser paisanos.Llámame loco o anormal, pero a mí me parecen señales que indican que sigo en la partida y que la Vida, el Destino y la Casualidad se entretienen jugando conmigo. Será que les caigo bien. ¿Cual será el siguiente movimiento, suyo o mío?, ¿cuándo terminará la partida, quién se levantará para cederle el sitio a quién y a dónde iremos cuando termine?
Mientras todo eso se resuelve deja que mire bien mis fichas, no vaya pasárseme el turno, estoy casi seguro de que el que tira soy yo.Escúchalo aquí