Soledad Gallego recuerda que los miembros de la Unión Europea, España incluida, sabían perfectamente que, en cuanto se consolidara el buen tiempo, decenas de miles de personas, en su mayoría, refugiados de países en guerra, intentarían cruzar el Mediterráneo desde las costas libias para alcanzar tierra europea. “En pocos días –recuerda la periodista– se ha sabido de un naufragio en el que pueden haber muerto 400 personas y de otro, en el que se deben haber ahogado otros 700 seres humanos. ¿Por qué no se enviaron preventivamente más barcos de rescate a la zona? ¿Por qué no se aumentó la labor de vigilancia con muchos más aviones? ¿Por qué no se orientaron más satélites hacia la costa líbia? La explicación está seguramente en un documento que hizo público ayer la agencia Reuters. Un documento de la Unión Europea en el que se afirma que ampliar los dispositivos de rescate o de vigilancia podría aumentar el número de personas que intentaran la travesía, hacer que más personas tengan menos miedo y más esperanzas de ser rescatadas. La segunda parte de este asqueroso razonamiento, que no se formula en el documento por su evidente brutalidad pero que es la continuación lógica, es muy simple: quizás si se ahogan unos cuantos miles de personas, si unos cuantos miles de hombres, mujeres y niños se ahogan sin que nadie les ayude, cunda el miedo y sean menos las personas que se arriesguen.Bien. Ahí estamos. Van unos mil doscientos seres humanos ahogados en una semana. ¿Donde han colocado los expertos de la UE el límite: cundirá el miedo cuando sean quince mil? ¿Veinte mil seres humanos ahogados será una cifra suficiente para atemorizar al resto? ¿Nos bastará a nosotros? ¿Nos dará miedo a nosotros?”
Soledad Gallego recuerda que los miembros de la Unión Europea, España incluida, sabían perfectamente que, en cuanto se consolidara el buen tiempo, decenas de miles de personas, en su mayoría, refugiados de países en guerra, intentarían cruzar el Mediterráneo desde las costas libias para alcanzar tierra europea. “En pocos días –recuerda la periodista– se ha sabido de un naufragio en el que pueden haber muerto 400 personas y de otro, en el que se deben haber ahogado otros 700 seres humanos. ¿Por qué no se enviaron preventivamente más barcos de rescate a la zona? ¿Por qué no se aumentó la labor de vigilancia con muchos más aviones? ¿Por qué no se orientaron más satélites hacia la costa líbia? La explicación está seguramente en un documento que hizo público ayer la agencia Reuters. Un documento de la Unión Europea en el que se afirma que ampliar los dispositivos de rescate o de vigilancia podría aumentar el número de personas que intentaran la travesía, hacer que más personas tengan menos miedo y más esperanzas de ser rescatadas. La segunda parte de este asqueroso razonamiento, que no se formula en el documento por su evidente brutalidad pero que es la continuación lógica, es muy simple: quizás si se ahogan unos cuantos miles de personas, si unos cuantos miles de hombres, mujeres y niños se ahogan sin que nadie les ayude, cunda el miedo y sean menos las personas que se arriesguen.Bien. Ahí estamos. Van unos mil doscientos seres humanos ahogados en una semana. ¿Donde han colocado los expertos de la UE el límite: cundirá el miedo cuando sean quince mil? ¿Veinte mil seres humanos ahogados será una cifra suficiente para atemorizar al resto? ¿Nos bastará a nosotros? ¿Nos dará miedo a nosotros?”