Título: No me cuentes tu vidaAutor: Luis García MonteroEditorial: PlanetaAño de publicación: 2012Páginas: 464ISBN: 9788408013877
No me cuentes tu vida es la primera novela de Luis García Montero, el marido de Almudena Grandes, y también lo primero que leo del poeta granadino. La cogí el otro día, después de más de media hora en la biblioteca sin saber qué llevarme a casa, tras recordar que Ismael Cruceta había publicado en su Cajón de Historias una reseña muy buena. Como me fío mucho de Ismael, y el título y la portada me parecieron preciosos, al final se vino conmigo.
La empecé ese mismo día, pero me costó muchísimo entrar en la historia, hasta la página 200 se me hizo tan lenta, tan espesa, eché tanto en falta una trama, que a punto estuve de dejarla. Pero soy de las que les cuesta horrores dejar un libro a medias, siempre pienso que se merece una oportunidad, que al final me va a sorprender, que me va a gustar y que valdrá la pena, y eso es justo lo que me ha pasado con esta obra.El protagonista es Juan Montengro, un poeta granadino que vive en Madrid junto a su mujer, Lola, una reputada matemática, y su hijo Ramón, de 23 años. Juan es obsesivo, neurótico y, por encima de todo, es un adicto al pasado, a los recuerdos, a las anécdotas y a la Historia. Y, por si fuera poco, es dubitativo, indeciso e inseguro. Por eso necesita tanto el apoyo de Lola. Ella es tranquila, segura, serena, inteligente, siempre está ahí para mediar en los conflictos familiares, para analizar la situación, el estado de la cuestión, y encontrar una solución. Ramón es un joven que busca encontrar su sitio, en la familia y en el mundo. Quiere independizarse, no quiere ser como sus padres, pero todavía no sabe cuál es su camino. Después de estudiar Filosofía, no se decide por una profesión. Está perdido entre las oposiciones a maestro, un puesto en la universidad y las partidas de póquer. Y, cómo no, el amor. Porque Ramón está comenzando una relación con Mariana, una joven rumana que trabaja como criada en casa de sus padres. Juan no deja de mirar hacia atrás, al pasado, y Ramón solo quiere mirar hacia adelante, al futuro. Por eso, para intentar arreglar la relación entre padre e hijo, Juan decide contarle su vida a su hijo en unos cuadernos durante las vacaciones que toda la familia está pasando en Rota. Lo que empieza como un pasatiempo veraniego acaba convirtiéndose en una terapia que ayudará a toda la familia. También a Ana, la suegra de Juan. Una madre, una suegra y una abuela maravillosa. Está jubilada, pero es activa, inquieta, inteligente, luchadora, comprensiva, mordaz. Es entrañable. Resulta imposible no cogerle muchísimo cariño y es sin duda el personaje que más me ha gustado. Así, poco a poco, Juan relatará en sus cuadernos su infancia y su adolescencia en Granada. Sus noches de borracherra con los amigos, su relación con el alcohol, su primer matrimonio, la historia de su hermanastra Estrella y su divorcio de Nicole. Pero, sobre todo, le hablará de sus sueños, sus ideales, sus triunfos, sus fracasos, sus miedos, sus fantasmas y, en definitiva, de su versión del mundo, de cómo lo ve y lo vive él. En sus cuadernos habrá sitio para las historias de la Guerra Civil, del comunismo de la familia, del exilio en Rumanía de los padres de Lola, de la vuelta a España, del franquismo, de la Transición y de la democracia. Historias de la crisis, de la inmigración, del racismo, del paro. Historias familiares en las que todos nos reconocemos. Pero también habrá sitio en las páginas de esta novela para Andrés Martín, un pintor amigo de la familia; Felicia y el resto de amigos rumanos de Mariana. O Luminita, la abuela de Mariana, tan luchadora, tan entrañable, tan crítica y tan querida como la propia Ana. Esta obra nos habla de tres generaciones: la que tuvo que exiliarse después de la Guerra Civil, la que vivió la Transición y la que ahora estamos viviendo y sufriendo la crisis. Tres generaciones que, aunque a simple vista pueda parecer que no tienen nada en común por el paso del tiempo, no son tan diferentes como pensamos. Porque el amor, la familia, los sueños, los miedos, los triunfos, los fracasos, los ideales, las injusticias no cambian con el paso del tiempo. Así que ya vale. No me cuentes tu vida. Ya sé que hay cosas que siempre estarán ahí.Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.