No me gustan los hombres «cruasán»:

Por Odellera

Reflexiones


Hombres Cruasán:

A ver, estoy harta de ver post o artículos de revista poniendo bajo el microscopio a las mujeres. Que si cómo eliminar las estrías (imposible, pero vende), que si cómo perder peso, que si a Jennifer López se le ha puesto un culo como una plaza de toros, que si el vestido de fulanita le marcaba los michelines, etc.
Pues oye, que nosotras también podemos opinar sobre los hombres. Sobre lo que nos gusta, lo que no nos gusta y el porqué no nos gusta. Y a mí, no me gustan los hombres «cruasán».

¿Qué son los hombres cruasán? Pues no son ni franceses, ni cornudos.

Los hombres «cruasán» son esos tipos que se machacan en el gimnasio, torturándose también con la dieta (a base de pollo y arroz, según he oído), para tener un cuerpo lleno de bultos (músculos los llaman) que no les permiten cerrar los brazos, quedando en forma de… adivínalo. ¡Cruasán!

Cruasanes no, gracias:

Puede que a ti te pongan esos tíos musculosos, que no digo que no. Para gustos colores y cada uno tiene su público. Pero que quieres que te diga, a mí no me van. Por varios motivos.

Apariencia: Parece que les han inflado, como a los globos. Son la versión masculina, y en carne y huesos, de las muñecas hinchables.
Follabilidad: Son poco prácticos (ojo, que hablo de oídas). Según mi amiga, voy a llamarla Lola, follarte a un tipo de estos es incómodo. Si optas por ponerte encima, las piernas te quedan tan separadas que no puedes moverte a tu antojo.
Proporciones: Dime picajosa, pero creo que es importante que el cuerpo y el paquete guarden proporción. Hasta donde yo sé, hacer pesas solo desarrolla la musculatura y, las partes nobles, no son un músculo. El cuerpo crece y, aunque el paquete no mengua, al final se ve diminuto (todo es relativo).
Movimiento: Se mueven como robots (la mayoría), en bloque. Están tan abotargados, que los movimientos quedan limitados por la cantidad ingente de fibras elásticas que componen sus músculos. Para mí, eso es muy poco atractivo.

Cuando digo que se mueven como Robots, no me refiero a esto (qué más quiseran).

Venas: Se les marcan, sobre todo en los brazos. Parece que les van a explotar. ¡Dan grima!
Tacto: Los músculos están tan prietos, que el tacto se asemeja al de un maniquí. Están duros como una piedra. Demasiado. Un poco de tono está de vicio, pero… tampoco hay que pasarse de frenada.
Ropa: La ropa no les luce. Más bien parecen embutidos, carne dentro de una tripa de tela.

Bollos tampoco:

Si los cruasanes no nos convencen, los «fofisanos» son una estafa. Que no nos gusten los tíos que se han pasado tres pueblos en el gym, no quiere decir que nos gusten los que no saben ni lo que es un gym. Vamos, que cambiar un cruasán por un bollo no es el negocio del siglo.

Oye, que Di Caprio es muy guapo (él es el «fofisano» por excelencia). Sí, y es muy buen actor. Pero como icono sexual, no lo compro; su cuerpo me pone igual de cachonda que el de Arnold Schwarzenegger, o sea, nada. Los «fofisanos» son otra de esas milongas que los hombres han querido vendernos a las mujeres. Un producto de marketing para endosarnos lo que ellos jamás comprarían. ¿O has visto algún artículo de revista que hable de las «fofisanas»? ¿Por qué será?

Sé lo que estás pensando. Que existen las «curbis». No te confundas. La mayoría de mujeres de «tallas grandes» (¿grandes comparadas con qué?) son sensuales, desprenden encanto y utilizan el gimnasio (los kilos de más no están reñidos con el ejercicio). No son la versión femenina de los «fofisanos», que quede claro.

Bomboncitos sí, gracias:

Ni bollitos, ni cruasanes. A mí lo que me pone como una perra en celo son los bomboncitos. Esos hombres con cuerpos que cumplen las proporciones áureas. De espalda «cinemascope» y músculos flexibles; que les permiten girar la cabeza, sin tener que caminar como «Las muñecas de Famosa». Esos que se ponen cualquier cosa, y parece que les hayan hecho la ropa a medida. Los que lucen venas solo en la intimidad (sí, es lo que estás pensando), haciendo que estés dispuesta a abrirte de piernas en el mismo ángulo que los brazos (o piernas) de un sacacorchos.

Sí, señoras, hablo de los tipos «Paul Newman»; aunque para mí, el original es insuperable.

Y que conste que me van los morenazos de ojos negros, aunque tengo tendencia a prendarme de los rubios de ojos claros (será por eso de las incongruencias del ser humano).

Aquí el prototipo de «bomboncito», dándose un garbeo por la playa. ¡Aix, quién le pillara!

No me digáis que esto no es insuperable. Esa clase, esa ropa… que parece que ha nacido con ella puesta.

Ya sabemos que la belleza está en el interior, pero si el envase acompaña, mejor .

Nol olvides comentar cuál es tu tipo ideal.

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About the Author

Olga

Adicta al chocolate y soñadora. Me dedico a escribir por placer.

Amigas 4Ever: Ada

24 Julio, 2017

Amigas 4Ever: Carla Lamadrid

20 Julio, 2017

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El «Paul Newman» de mi novela «El Hilo Rojo», es Daniel Richards. Lástima que sea un poco cabrón.Ir a la ficha del libro