No nos salve, por favor.

Publicado el 08 noviembre 2013 por Torrens

Ayer en el programa del Gran Wyoming vi varios extractos de la entrevista que Susana Griso hizo a José Mª Aznar con motivo de la presentación del segundo volumen de sus memorias, y no podía dar crédito a mis oídos. Espero que no se le ocurra publicar más volúmenes de unas memorias que mejor olvidarlas.

No leí el primer tomo de sus memorias, pero sí que lo hice de varios de sus extractos, publicados en páginas web libres de sospecha porque eran muy “aznaristas”, y ya entonces quedé profundamente sorprendido por lo rotundo de algunas de sus afirmaciones, de las que la que me debió impresionar más porque es la que mejor recuerdo es su total convencimiento de que él es algo así como un regalo de Dios a España para solucionar nuestros problemas en momentos difíciles, y que una prueba de su mandato divino era el atentado de ETA del que salió ileso gracias a que la divina providencia no permitió que fracasase su misión justo cuando empezaba.

En la entrevista de Susana Griso habían bastantes asuntos cuya conclusión sin duda depende de la opinión y la predisposición del oyente, pero tres de sus manifestaciones no eran opinables sino mentiras, falsedades o conclusiones absolutamente increíbles, que no solo tergiversan la realidad sino que la explican a la inversa de lo realmente ocurrido.

La primera es que José Mª Aznar se considera el primer gobernante de este país que ha puesto a España en posición predominante en la política internacional, me imagino que desde Felipe II, gracias a la famosa foto de las Azores. Perfecto, si no fuese porque la razón era nuestra participación y apoyo a una guerra ilegal, que fue uno de los peores errores de los aliados, en mi opinión el peor desde la II Guerra Mundial, que destruyo la clase media de uno de los pocos países de Oriente Medio en que existía, y además era de calidad, y transformó un país que, aunque fuese gracias a un tirano loco, no padecía la lacra del terrorismo a ser terreno de juego de todas las organizaciones terroristas del mundo, con bajas semanales por atentados cotidianos. Todo esto sin olvidar que de los tres impresentables que se hicieron la foto en las Azores, José Mª Aznar es el único que nunca ha reconocido el inmenso error, seguramente porque los enviados por Dios jamás se equivocan.

La segunda afirmación del ex-presidente me dejó anonadado y pensando si el ser humano es realmente capaz de ser tan deshonesto y falsario. Afirmó nada menos que él y su gobierno siempre dijeron la verdad desde el primer momento del atentado del 11-M y que los que tergiversaron la información fueron varios medios que pretendían y consiguieron que el PP perdiera las elecciones. ¿Cómo es posible que alguien haga tal demostración de no tener ni idea de qué es la vergüenza?. Aparte el hecho de que la caverna mediática continúa haciendo reaparecer regularmente la teoría de la conspiración ETA-Al Queda, esto lo afirma un señor que hasta el 15 de Marzo, pasadas las elecciones y más de tres días después del atentado, y cuando incluso en las antípodas de España, en Nueva Zelanda, ya hacía el mismo número de días que sabían que había sido Al Queda, seguía manteniendo que había sido ETA, y casi insultaba a quien lo negase, llegando sus presiones, coacciones y amenazas a tal extremo que provocó la queja formal del Circulo de Corresponsales Extranjeros de Madrid e incluso que el lunes 15 el embajador español en la ONU, todavía con el gobierno Aznar en funciones, no le quedase más remedio que disculparse ante el Consejo de Seguridad para apaciguar a muchos de sus miembros, incluidos varios de sus miembros permanentes, sumamente molestos por la información equivoca sobre el atentado. Según Aznar, todo esto no existió y no son más que invenciones con mala intención. Rectifico lo dicho anteriormente, ojala publique un tercer volumen porque tengo curiosidad por saber que nueva demostración de profunda deshonestidad va a inventarse.

Por último, con referencia al problema catalán, el principal responsable de que tal problema exista y el mayor fabricante de independentistas de España, para justificar la solución a la yugoslava que para él es la única válida, elevó el cumplimiento de la Ley al nivel de mandato divino, porque en caso contrario se hundirá el mundo a nuestro alrededor, y por supuesto la Constitución es intocable e indiscutible. Esto lo dice el fundador (según sus propias palabras) del PP, el partido que ha tomado a la Ley, la Justicia y el Poder Judicial por asalto, en un país donde los jueces aceptan sin problemas que se destruyan pruebas que inculpan a según quien o que se inventen pruebas que también inculpan a según quienes. Un país donde los fiscales no hacen lo posible para que los jueces manden a determinados delincuentes a la cárcel, sino que hacen exactamente lo contrario, y si es necesario los liberan porque ya han sido encarcelados, donde los Altos Tribunales están a la orden del PP y donde el propio sistema judicial no cumple ni tan solo sus propias normas, razón por la que ha recibido recientemente dos rapapolvos europeos con la doctrina Parrot y la asnada de los Erasmus. Un país, en fin, donde el mismo día en que Aznar hacía estas manifestaciones, el Tribunal Supremo anulaba, pero dejaba en manos del Poder Ejecutivo la decisión de volverlo a encarcelar, el indulto de un conductor kamikaze que mató a un joven cuando jugaba a circular contra dirección a toda velocidad, fue condenado a trece años e indultado cuando no había cumplido ni 10 meses, probablemente gracias a que la defensa del kamikaze corrió a cargo de Esteban Astarloa, hermano del que fuera subsecretario de Justicia entre 2000 y 2002 del Ejecutivo de José María Aznar y que entre los abogados del despacho que asesoró al conductor temerario, Uría Menéndez, se encuentra el hijo del ministro de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón. Todo muy legal y ajustado fielmente a la Ley del PP. Y la Constitución, ya se sabe, si conviene se modifica en 48 horas, porque en algo se ha de notar el régimen de dictadura constitucional.

Lo dicho. Sr. Aznar, por favor no nos salve, deje que nos hundamos tranquilos.