No nos va tan bien...

Por Anaperezllinares
Llevo unos días dandole vueltas a lo complicado que nos resulta criar a nuestros hijos sin que la crianza que nosotros recibimos nos condicione...
Soy consciente de que, aunque no me guste y me esfuerce por evitarlo, muchos de mis actos están marcados por mi infancia y el trato que en ella recibí. Aunque no tengo nada que reprochar a mis padres con respecto a mi crianza, me gustaría criar a mi hijo conscientemente, tratando de no repetir comportamientos que, aunque los tengo interiorizados, no comparto. Porque una cosa es sentirse satisfecho con el trato recibido por parte de nuestros padres y otra muy diferente dejar que esto condicione la infancia de nuestros hijos. Al fin y al cabo, nuestros pequeños merecen que, tras un ejercicio de autoconocimiento y reflexión,  nos esforcemos en ofrecerles una crianza genuina y nuestra, marcada por nuestros principios e ideales.
Es muy habitual oir por la calle cosas del tipo de  "si toda la vida se ha hecho así por algo será" o "mis padres me lo hicieron a mi y no me ha ido tan mal" y creo que lo que esto esconde es un miedo terrible a pensar y decidir por nosotros mismos. Porque tomar nuestras propias decisiones, especialmente si difieren de las de la gran mayoría, requiere asumir plena responsabilidad de las consecuencias que esto tenga.
Cuando repetimos comportamientos aprendidos y nos dejamos llevar por lo que se ha hecho siempre o por lo que hace la mayoría, siempre tenemos a alguien a quien culpabilizar cuando las cosas van mal, puesto que no son decisiones propias. Pero cuando decidimos ser nosotros mismos y cambiar el camino previamente trazado, nos encontramos solos...no hay nadie detrás apoyando nuestras teorías ni animándonos a llevarlas a cabo porque "es lo que siempre se ha hecho". Saltamos al vacío sin red.
Pero personalmente creo que es un riego que necesitamos asumir por el bien de nuestros hijos y de la sociedad futura.Nos guste o no, hoy por hoy vivimos en una sociedad enferma, en la que la infelicidad está a la orden del día.
El estres, la depresión y los trastornos de conducta, ya no es algo relacionado con unos pocos. Empieza a parecernos normal oir constantemente que tal niño sufre estres, que el otro es hiperactivo y el otro no se que más. No nos extraña que la felicidad se haya convertido en un privilegio para los niños, en lugar de un derecho.
Realmente viendo esto, viendo a quienes hoy por hoy somos padres, viendo a los chavales y viendo a los niños, me pregunto como es posible que realmente pensemos que las cosas están bien como están. Me asombra que nos quejemos todos los días del mundo en el que vivimos pero en cambio sigamos repitiendo los esquemas que nos han traído hasta aquí. Me asusta nuestra inmovilidad.
Podrán llamarme loca, pero me niego a hacer las cosas como me dicen...me niego a seguir haciendo grande esta bola que nos va a aplastar a todos. Posiblemente me equivoque y haga muchas cosas mal, pero no puedo tirar hacia delante con una venda en los ojos, haciendo ver que todo está bien.
Yo quiero que mi hijo sea feliz y, aunque no sé cual es el camino correcto, tengo claro cual es el que no he de seguir. Porque el día a día me muestra que, desgraciadamente, en la sociedad en la que vivimos, la felicidad es un bien escaso.
Creo que ya es hora de pensar que quizas, con la crianza que recibimos, no nos ha ido tan bien como pensábamos...quizas haya llegado la hora de buscar soluciones y apostar por el cambio.