“But very soon the glory will make shameful, what is true“
Clem Snide, End of love
Este tercer capítulo, realizado entro un servidor, Christian Aguilera y Juan Carlos Vizcaíno, recopila cuatro títulos: Los hermanos Rico de 1957, una de las obras maestras del director sobre un original de George Simenon, y el excelente western El salario de la violencia de 1958 y ya adentrándose en los 60 el drama bélico Hell to eternity , única aportación al género, y el film de aventuras, según la moda de los safaris, Safari en Malasia (1963) con protagonismo de Robert Mitchum.
Queda, por lo tanto, una buena porción de su carrera pendiente de revisión, a saber: la muy poco conocida y al parecer bastante irregular década de los 60, inlcuyendo el vigoroso piloto que realizó para la serie televisiva Los Intocables y que se distribuyó cinematográficamente como Cara Cortada, contando con un eléctrico Neville Brand como Al Capone y que supone, a mi entender,otra de su grandes películas y una aportación sobresaliente al resurgir de las cintas de gansters, los trabajos sobre el paródico personaje de Matt Helm para Dean Martin o también su post
Pero como la voluntad no era exhaustiva sino representativa, convendremos en que, al menos, queda abierto el camino para la revalorización merecida. La proxima cita será con otro personaje inolvidable, Edgard G. Ulmer.
Por mi parte me ocupo de ese western mencionado arriba, El salario de la violencia, o Gunman´s walk (FichaFilm.asp?IdPelicula=56623&IdPerson=18426 ) en su estupendo título original, una de mis películas favoritas del director, que supera con facilidad su carácter de vehículo estelar para los jovencitos Tab Hunter y James Darren erigiéndose como toda una reflexión sobre el cambio de los tiempos y como uno de los mejores western psicológicos de los 50. Para seguir leyendo solo tenéis que clickar donde el texto termina:
“….En El salario de la violencia se habla de padres e hijos, del pasado frente al futuro, del mito del Oeste contra las nacientes ciudades y el progreso, de la construcción de un país sobre las cenizas de su mitología violenta. Y todo ello, nada menos que en hora y media. Gracias a la tensión entre un guión rico en penetración psicológica y frases lapidarias, y una dirección nervuda