Los colaboradores más cercanos del gafe Sánchez caen como moscas: Pablo Iglesias, Ábalos, Koldo y ahora Yolanda. Sus socios de gobierno se hunden: Podemos, SUMAR y algo parecido le ocurre a sus aliados.
Pero la mayor víctima del gafe Sánchez es España, un país en retroceso, que fue ejemplo de democracia y ahora navega en las fronteras de la dictadura, que fue un portento económico y ahora está en la cola de Europa, junto a Rumania y Bulgaria.
El gafe ha logrado que España tenga enemigos muy peligrosos: Marruecos, Argelia, Israel y otros que sin ser todavía enemigos declarados se sienten cada día más lejos e incómodos con el gafe: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia, Argentina…
Nadie se atreve a decirlo pero Sánchez, un tipo antipático que nos ha hecho perder decenas de miles de millones en los negocios, tiene en contra al poderoso capital judío y ha pedido dinero como un loco a los bancos, elevando la deuda española hasta niveles de quiebra.
Ha arruinado la Monarquía y ha convertido al débil Felipe VI en un rey amortizado. Ha arruinado el prestigio de las instituciones claves del Estado. Ha enfrentado a unas comunidades con otras, convirtiendo a su favorita Cataluña en una región odiosa. Ha domesticado al Ejército, le ha arrebatado el honor y la bravura y le ha limado las uñas y los dientes. Espanta a las empresas, arruina a los autónomos, aterroriza al contribuyente y siembra división y odio para dominar a todo el mundo. Es un mal tipo.
Ha hecho de España un país poco fiable en el mundo, sometido a un tirano caprichoso y falso, una nación que molesta en los grandes foros mundiales del poder.
Bajo el gafe Sánchez, España fue el país del mundo que más ha sufrido con la pandemia del COVID y el que ocupa puestos de liderazgo en casi todas las desgracias: decadencia, avance hacia la pobreza, inflación, despilfarro, deuda, trata de blancas, fracaso escolar, drogas, dinero negro, impuestos abusivos, precios altos de los combustibles y un largo etcétera.
Tantas desgracias juntas son metafísicamente imposibles, salvo que un peligroso gafe ande por medio.
Pedro Sánchez lo es.
Francisco Rubiales