"No" es un ejemplo perfecto para hablar de que todo es bueno o malo dependiendo de la mano que lo utilice. Que una campaña publicitaria sea capaz de sacar a la gente a la calle y conseguir que superen su miedo para levantar de su cómodo sillón a un dictador, es un hecho maravilloso. Y es más maravilloso porque fue cierto.
Larraín eligió al creativo que llevó la campaña del "NO" para contarnos un capítulo decisivo de la historia chilena, sin faltar a la verdad, sin renunciar ni a la tragedia ni a las ganas de ser felices, sin dejar de mostrar la realidad tanto con responsabilidad como con humor. Por eso te hace reír y te estremece. Por eso te hace salir del cine pensando que, sin ataques ni desprecios ni armas, podemos hacernos grandes y conseguir juntos lo que nos propongamos.