No permitas que tus sueños brillen en otros

Por Vivaconproposito

Me encanta leer de las historias de personas normales que por su persistencia alcanzaron el éxito; en estos días he estado leyendo precisamente de este tema pues me encuentro gestionando en mi mente algunos proyectos, algunos son ambiciosos, y decidí soñarlos en grande y créeme el momento que paso es difícil pero aún así sigo haciéndolo.

Una de estas historias de sueños hechos realidad y que verdaderamente me encanta es la historia de Walt Disney, quizás para los que no conocen su historia pensarán que este imperio fue creado por alguien que lo tuvo todo, y no fue así,  este conocido personaje fue un hombre normal que soñó en grande y que enfrentó en su trayecto hacia ver cumplidos esos sueños, carencias y fracasos.

Walt Disney a muy corta edad se enroló como soldado en la Cruz Roja para combatir en la Primera Guerra Mundial, pero a pesar de los cambios en su entorno su sueño era convertirse en un artista del diario que había repartido cuando era niño el “Kansas City Star”, empezó como aprendiz en una agencia de publicidad con un sueldo muy bajo, al tiempo quedó desempleado y junto a un amigo con cualidades para el dibujo también establecieron su propia empresa, pero esta no duro mucho tampoco y ambos decidieron por el trabajo seguro en donde ambos aprendieron técnicas de la animación cinematográfica. De esta manera Disney fue creciendo y en el desarrollo de su sueño pero no fue fácil, se enfrentó también a múltiples rechazos, cierres de puertas, bancarrotas, y hasta falta de credibilidad; pero nunca faltó su deseo y ganas a pesar de todo.

Si de personajes de se trata Tomás Edison (nacido en 1847) tuvo miles de fracasos antes de obtener la luz correcta de las bombillas, expuesto a burlas y personas que en lugar de motivar le incentivaban a desistir del proyecto. Fue el inventor estadounidense que patentó más de mil inventos y contribuyó a darle a Estados Unidos y Europa los perfiles tecnológicos del mundo contemporáneo.

Estudiemos las cualidades que presentaban estos dos personajes, en primer lugar, siempre persistieron a pesar de las burlas, los rechazos, inclusive los fracasos; su fin siempre fue claro, siguieron adelante nadie los detuvo. Es posible admirar una actitud  emprendedora y positiva.

En segundo lugar, no permitieron que nadie más soñara por ellos y aquí me detengo un ratito, cuantas veces nos sentamos a admirar el trabajo de otras personas, o aplaudimos a aquellos que con mucho esfuerzo terminan la competencia, o vemos lo lindo que se le ve todo lo que viste a una amiga. ¡Admiramos no actuamos! esa es la diferencia, nos conformamos con los sueños alcanzados por alguien más y solo suspiramos deseando ser nosotros los que estemos allí viviendo esas experiencias.

Tratamos de iluminarnos con la luz que emiten otros, porque es lo más fácil y nos conformamos al estilo de vida que actualmente llevamos, pero nada más, anhelamos pero no actuamos, soñamos pero no volamos, deseamos pero no trabajamos para lograr esos sueños.

La clave de los soñadores de las historias es que ellos pagaron un precio, en el caso de Disney un tiempo amplio de aprendizaje y formación a pesar de un mal salario, a pesar de quiebres de empresas y bancarrotas, es decir, no desistieron, no se dieron por vencidos en el primer cierre de puertas o en la primera derrota de su negocio, siguieron y siguieron tratando, aprendieron de sus fracasos y más bien esto los impulsó a avanzar. En el otro caso, Thomas Alva Edison con una sordera parcial debido a una fiebre escarlatina y rechazos inclusive en su niñez y su etapa escolar, su interés por la química y los laboratorios no ceso y a su corta edad desarrolló sus primeros negocios, vendía periódicos y objetos en el tren de Port Huron a Detroit, hasta que logró producir y publicar su propio periódico el Weekly Herald. Thomas, había instalado un mini laboratorio en el tren que era el lugar donde él se movía en sus negocios, en una ocasión debido a un fósforo hubo un incendio en el tren y seguidamente fue expulsado del mismo con todos su humildes implementos. Vivió con lo mínimo y cada dinero que obtenía lo invertía en revistas y libros de cortes científicos, a la corta edad de 16 años se fue de su casa vivía de la telegrafía y siempre estaba en movimiento. Conforme fue creciendo en información se le fueron presentando oportunidades y así sus inventos se empezaron a dar a conocer y sobre todo se vendieron, gracias a esto estableció su centro de investigación “su fábrica de inventos”.

Definitivamente el camino a alcanzar los sueños no es fácil, es de personas que perseveran, de los que no se sientan a admirar los triunfos de los demás, o se conforman de la luz que les llega por las esquinas proveniente de otros. Para alcanzar los sueños hay que sufrir, seguramente te vas a quedar sin nada, en un momento todo lo vas a perder y no hablo solo de lo material, sino, vas a perder personas, a la gente no les gustarás por tu deseo de alcanzar lo que te has propuesto y por lo tanto se irán de tu lado, te enfrentarás a burlas de personas , a largas horas de soledad y muchas veces tu llanto será el único sonido a tu alrededor. No es fácil definitivamente no lo es, pero por favor, no te quedes viviendo los sueños de alguien más, provoca los tuyos, no te quedes de maseta en el corredor de tu casa, muévete, no te quedes en la acera aplaudiendo a quien con mucho esfuerzo corre su carrera deseando ser tu el que estés allí. Sabes, los deportistas sufren mucho dolor de sus músculos e invierten largas horas de entrenamiento para cumplir sus propósitos y sueños.

No es fácil repito, pero no imposible tienes inteligencia, fuerza, y sobre todo vida en tu cuerpo, puedes que digas “ya estoy muy viejo para esto”, o “yo no nací para eso o aquello”, no se trata de edad e inclusive de capacidades porque estas las podemos vencer con academia y estudio, se trata de ganas y de esfuerzo, de querer y sobre todo de hacer, de caminar si no puedes correr, pero de no quedarse sin moverse.

¡Adelante tú puedes!