No pienso volver a enlazar un medio español

Publicado el 12 marzo 2012 por Desequilibros
La ventas de prensa en papel no han dejado de caer en los últimos años.
Los motivos aparentes son varios: la proliferación de contenidos "gratuitos" por internet, la crisis económica, la competencia de la prensa gratuita, la mayor oferta de diarios en los bares como gancho para atraer clientes…
En mi caso, la prensa gratuita nunca ha sido una competencia digna de consideración, aunque hay que reconocer que mucha gente dejó de comprar diarios porque ya le regalaban panfletos por la calle. La mayoría de ellos ya han desaparecido, pero ni así la prensa convencional se ha recuperado en cuanto a difusión.
Y lo que es peor: gran parte del negocio de la publicidad se ha mudado a internet, así que no les ha quedado más remedio que potenciar su presencia online para intentar captar esa parte del pastel publicitario que tan buenos ingresos supone; tan buenos como que son imprescindibles para la supervivencia de cualquier medio.
Los medios han hecho de todo para evitar, o intentar paliar, esa fuga de compradores (y de anunciantes): a los ya clásicos cupones, coleccionables, regalos, cartillas, películas… han añadido desde poner sus ediciones web de pago a restringir en internet el acceso a determinados contenidos, solo accesibles en papel o por suscripción; la apertura de perfiles sociales en todas las redes existentes o el spam sistemático y descarado en agregadores de noticias; la inclusión en sus páginas de plugins sociales para que sean los propios usuarios los que compartan contenidos y beneficiarse así de la viralidad…
Añadamos por último la aparición de medios nativos digitales, proyectos nacidos en, desde, por y para internet, que han irrumpido con mucha fuerza en el panorama de la oferta informativa, y desde luego, la han ampliado enormemente. Hablo de cantidad, no de calidad, porque, aunque los hay dignos, muchos están extremadamente polarizados y puestos al servicio de la voz de su amo.
Lo que, hasta donde yo sé, nadie ha contemplado, es la mejora de la calidad del producto que ofrecen.
Yo era de los que compraba un promedio de 7 periódicos semanales. Los suplementos culturales o de divulgación científica y técnica solían ser mi mayor motivación.
En los tiempos de la manipulación descarada de la TV pública por parte del gobierno Aznar (las TVs autonómicas merecerían un capítulo aparte) y las cadenas de radio radicalizadas y enfrentadas entre sí, la prensa era todavía el lugar donde poder encontrar divulgación, investigación y opinión medianamente independientes y serias, y, además, el medio para poder contrastar puntos de vista informativos e ideológicos sin sentir demasiado maltratada la inteligencia entre voces de tertulianos y exabruptos de majaderos.
A día de hoy ya no compro prácticamente ninguno.
En los tiempos en los que la TV pública se ha distanciado del poder (no así las TVs autonómicas) y las radios se han posicionado y estancado claramente en el espectro político, la prensa ha heredado de ellas sus peores prácticas:
• el divismo de sus protagonistas, el oportunismo ideológico, el sensacionalismo informativo y los titulares rimbombantes y vacíos;
• súmenle a esto la pobreza informativa e investigadora que puebla sus páginas: refritos de redes sociales, "investigaciones" sobre famosetes, páginas y páginas sobre irrelevancias deportivas, verborrea descalificadora de cuanto y cuantos no les aplauden o ingentes recursos destinados a "analizar" el escándalo social de turno…
• Item más: la oferta cultural se circunscribe casi exclusivamente a los productos que pertenecen al mismo grupo económico y de comunicación al que pertenece el medio en cuestión; la divulgación científica y técnica se centra cada vez más en novedades sobre gadgets de telefonía y aledaños o en titulares que referencian sucesos más o menos extraordinarios; …
Por todo ello, este que les habla ha decidido dejar de hacerles el juego: no pienso volver a enlazar en redes sociales, agregadores de noticias o en el blog a estos medios.
Lamento la injusticia que supone medir a todos por el mismo rasero: hay profesionales comprometidos, independientes, éticos, alejados del ruido mediático y el oportunismo político; por eso me reservo el derecho de citar y mencionar aquellos contenidos o autores que me parezcan merecedores de ello.
Ya tratamos el asunto hace más de 3 años en Stop amarillismo. Desde entonces el panorama no solo no ha mejorado sino que ha empeorado hasta límites insoportables.
Sé que la blogosfera no es mucho mejor en tanto en cuanto ese "periodismo" adulterado se ha trasladado en parte a bitácoras y redes sociales.
Pero de momento, me merece el beneficio de la duda, por la cantidad de iniciativas alternativas que están surgiendo a diario.
¿Hasta cuando? No lo sé.
Seguramente hasta que deje de sentirme insultado intelectualmente, por unos y por otros.
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¿Alguien se acuerda ya del Curso de ética periodística de Juanjo de la Iglesia, del primer Caiga quien Caiga?