El norte siempre queda al otro lado del muro.
Puede que esta sea la autopista más concurrida que conozco –dijiste un solo carril de ida no es una válvula de escapeo una ruta de comercio garantizado.
No vimos a Marco Polo, pero sí los camellos.
Por ti me aprenderé el firmamento, dijiste,me bastaba la vía láctea e identificar la estrella polar.
Allí está el oeste, tan lejos como puedas imaginar.
Aquel punto de brillo imperceptiblesomos nosotros hace trescientos años:
velocidad de la luz/ espacio tiempo en plano secuencia/ la muerte/
la historia nunca mira hacia delantesólo una oda al amor efímero