¿No puedo o no quiero?

Por Andi

LAS BARRERAS QUENOSOTROS MISMOSNOS PONEMOSen nuestra vida ante determinadas circunstancias, las cuales llegan incluso a crearnos serias dificultades.

Por ejemplo, si ponemos por caso a un chico que afirma no poder estudiar ni concentrarse durante demasiado tiempo, afirmando que le resulta imposible, puede que realmente lo que tema son las consecuencias de dicho esfuerzo (aprobar el curso). En ese caso, podría tener que comenzar a enfrentarse a situaciones nuevas y desconocidas, como pasar al mundo laboral.

Otro caso bien podrían ser los ataques de pánico que ocurren enla agorafobia. Cuando alguien afirma no poder subirse a un autobús, no poder viajar en avión o no poder acudir a un lugar donde hay demasiada gente, sería bueno que se preguntase a sí mismo si realmente no puede o, por algún motivo, no quiere. Quizá no quiera exponerse a la evaluación de los demás, no quiera mostrarse ante ellos por una baja autoestima o por tener una autoimagen negativa, o simplemente, se sienta más seguro en un entorno controlado como puede ser su casa.

Podríamos poner más ejemplos como estos, y lo que observaremos detrás de ellos es que nuestra mente asimila mucho mejor un “no puedo” que un “no quiero”. Es decir, parece que nos cuesta más asumir, e incluso identificar, queEL PROBLEMA REAL ES OTROdel que pretendemos creer conscientemente.

En realidad, hay muy pocas cosas que no podamos hacer. El problema está en queCREEMOS NO PODER, pues en caso de que lo lográsemos, nos encontraríamos en la cuerda floja. Nos veríamos en una situación nueva, distinta, sin saber si contaremos con los recursos para afrontarla. Por lo tanto, es mucho mejor decirnos que nosotros “no podemos” estar solos, encontrar trabajo, conocer gente nueva, cambiar nuestros hábitos… hasta el punto de causarnos verdaderos síntomas con tal de no atrevernos a dar el paso.