No quiero comer

Y con este post pongo punto y final a los libros leídos en verano. Cuando lo terminé no sabía decir si me había gustado o no. Aún hoy, tres meses después, sigo pensando lo mismo. Turno para Frío de Laurie Halse Anderson. 
Treinta y tres veces llamó Cassie a Lia para pedirle ayuda, justo el mismo número de veces que Lia la ignoró. Ahora Cassie no está y Lia cree que su mejor amiga la llama del más allá para que se una a ella, pues parece no querer estar sola en la muerte. 
Ambas fueron durante un tiempo las mejores amigas del mundo. Las dos compartían secretos y confidencias y se apoyaban la una a la otra en esa carrera hacia la delgadez extrema. La muerte de Cassie ha supuesto un duro golpe para Lia que se siente culpable por no haber cogido el teléfono a tiempo. Quizá, si lo hubiera hecho, ella estaría viva.
Lia no quiere morir pero su obsesión por estar delgada le impide pensar con claridad. Su vida se basa en contar calorías y en hacer ejercicio. Pero ahí no acaba todo porque Lia, palia esa culpa que siente cortándose a sí misma.
Su padre, la mujer de éste, Jennifer, la hija de ambos, Emma, su madre y Elijah, un chico al que conoce en el motel en el que encuentran a Cassie y que parece tener un mensaje para Lia, tratarán de hacer que abra los ojos pero, ¿se dejará ella ayudar por los que la rodean? 
Personajes. He sentido empatía a ratos con unos y otros. Lia, la pieza clave de todo ello, la que lleva el peso de la historia, está bien construida al igual que su familia. Elijah es el personaje del que esperaba más, mucho más. No está bien "explotado" y podría haber dado más juego en la novela. Aunque es importante para Lia y a su manera, la termina empujando hacia la luz, no me ha convencido su papel en la trama, no le he cogido la triquiñuela y me hubiera gustado hacerlo. 
No es el primer libro que leo en el que se trate la anorexia ni tampoco la autolesión quizá por eso no me han sorprendido tanto ciertas escenas. La autora trata ambos temas con mucho tacto. El primero es para mí, el mejor conseguido. La obsesión de la protagonista por el peso está tanto bien escrita como bien descrita. Ayudan a ello las palabras tachadas que encuentras a lo largo y ancho de la novela, las calorías de cada alimento que se toma Lia, siempre entre paréntesis, y los capítulos, sin nombre, solo números con una tipografía que recuerda a la de las básculas digitales. 
Sin embargo, el empleo de dichos recursos aunque viene muy bien, contribuye, por otro lado, a que la novela a pesar de sus doscientas treinta páginas, sea un tanto repetitiva lo que a su vez hace que pierda agilidad y se vuelva lenta. 
La verdad es que esperaba que la novela me dejase "tocada", que me llegase pero no lo ha hecho al menos, no como yo pensaba. No es que me haya dejado fría, pero tampoco me ha dejado satisfecha, no sé si me explico. ¿Vosotros la habéis leído? Si es así, ¿qué opináis sobre ella? Hasta la próxima, devorador@s.
Agradecimientos Roca Editorial