No quiero ser como Elgin

Publicado el 26 julio 2010 por Paupelu
Cuando a principios de la temporada 71-72 Elgin Baylor se retiraba como jugador profesional su legado baloncestístico iría más allá de los más de 23.000 puntos y 11.000 rebotes que conseguiría en su carrera. Su nombre desde entonces estaría ligado al de “Perdedor” y eso en el concepto pragmático del deporte estadounidense es algo que te marca de por vida. Justo en el momento en que el mítico alero decide retirarse los Lakers consiguen la que hasta ahora es la mayor racha de victorias consecutivas en la historia de la Liga (33) y al final de temporada se proclaman campeones venciendo a los Knicks, su primer título desde la mudanza a Los Ángeles, con Jerry West, Wilt Chamberlain y Gail Goodrich. Wilt ya había conseguido el título anteriormente con los Sixers en 1967, pero un jugador como Jerry West encontraba esa salvación a una carrera brillantísima en forma de anillo. West había perdido 7 finales en su carrera, pero el número de Baylor ascendía a 8. El que para muchos ha sido el precursor de la posición de escolta-alero espectacular y de jugadores como Julius Erving o Lebron James dejaba un legado de dudoso honor: a partir de entonces ningún jugador querría ser como él. Querrían ser ganadores.
La historia de la NBA ha estado marcada por jugadores talentosos que han sufrido una dinastía que les ha impedido llegar a ser campeones de la NBA. También es cierto que hay muchos más jugadores que pueden presumir de tener un anillo de campeón y de cuyos nombres no hemos oído hablar en la vida. Pero el hecho de ser un “perdedor” cierra puertas. De los 50 mejores jugadores de la historia sólo Elgin Baylor y el gran Paul Arizin no han ganado un título y jugaron antes de mediados de los 60. Pero la nota positiva es que la mayoría fueron fieles a sus colores, a su equipo de toda la vida, y salvo en casos excepcionales, decidieron cambiar de aires al final de sus carreras.
Si recordamos grandes jugadores de la historia que se fueron de la Liga de vacío siempre tenemos en mente a Charles Barkley, Karl Malone, Patrick Ewing, John Stockton, Bernard King, etc… La lista continúa y será más amplia cuanto avance el tiempo y jugadores como Allen Iverson, Chris Webber o Reggie Miller lleguen al estatus de leyendas. Y por intentarlo que no quede. Barkley aterrizó en Houston el verano después de que los tejanos se hicieran con el anillo en 1995 tras haber perdido las finales en 1993 con los Suns; Stockton se fue de la NBA como el jugador que más partidos había disputado con la misma franquicia (entre otros logros mayores) y el jugador que más partidos de Playoffs había disputado sin un título tras dos finales. En esta estadística le rebasó su amigo Karl Malone después de jugar una final más en aquel intento desesperado de gloría con los Lakers en 2004. Dave Bing o Pete Maravich se unieron a los Celtics entre el título del 76 y el del 81, pero no tocaron el cielo, como sí hizo Nate Archibald con los de Boston en 1981 o Clyde Drexler en 1995 arribando el día del límite de traspasos a unos Rockets que aprovechaban los pocos días que Jordan les había dado de tregua. Drexler había perdido dos finales, las mismas que perdió Ewing, antes los Rockets de la era “entre-retiradas” de Jordan y ante los incipientes Spurs de Duncan y Robinson.
La lista de jugadores que aprovechan el ocaso de su carrera para poder acceder al título es larga: Jerry Lucas, Oscar Robertson, Bob McAdoo, Kevin Garnett o Ray Allen. Pero la de perdedores leales a una franquicia es mayor. A Elgin Baylor le acompañan Stockton, Malone, Gervin, Ewing, Arizin, Wilkins y desde hace unas semanas no lo quiere hacer Lebron James. El ahora jugador de los Heat prefirió rendirse a los 25 y no seguir luchando más solo. Él no quiere ser como Elgin. Ni como Karl, ni como Pat. No quiere verse con 30 y tantos años juntándose con jóvenes estrellas fulgurantes y completando el roster de un equipo campeón. Él quiere ganar desde ya. Desde luego ha apostado a caballo ganador. Pero a mí me gusta el estilo West, el estilo Jordan. La lealtad y la búsqueda de gloria para quien te lo ha dado todo. O qué demonios, prefiero el estilo de Elgin. Hasta el último día de mi carrera peleando, dando lo último que mi rodilla podía dar, acompañando a mi franquicia a atravesar el país y cayendo hasta 8 veces de manera dolorosa. Seguro que Baylor ahora mismo, sentado en un brillante sofá de piel negro en su mansión de Los Ángeles, estará atónito ante todo eso de “La Decisión 2010”. Y sonreirá orgulloso pensando: “Yo no quiero ser como Lebron”.
PD: Con este post aporto mi pequeño grano de arena al proyecto de Skyhook y comienza mi colaboración con ellos.