No sé cocinar y no me importa

Por Mamaconectada @mamaconectada

Mis hijos no adoran mis comidas. Prefieren que cocine el padre o que compremos algo hecho. Hasta hice un curso de chef para intentar mejorar, pero no lo logré.

En la cocina hago lo básico y ya me cuesta. Juro que lo intenté. Me encantaría que mis hijos dijeran de grandes: “hoy todavía recuerdo las ricas milanesas que hacía mi mamá, cuando llenaba todo con ese olor a casero. Las mejores del universo”. Pero eso no va a pasar.

En casa, si quieren comer algo rico, le piden al padre que cocine o sino me piden que busque las milanesas de enfrente, las pastas de la lado o el pan de la esquina. Intento cocinar pizzas caseras y cuando las hago pasan de la alegría a la decepción en poco tiempo.

Lo bueno es que aprendí a comprar. Ya sé dónde están las mejores comidas que quiere mi familia. Adquiero todo prehecho y el toque final lo doy en casa. Ese último paso puede salir bien o no tanto, pero por lo menos el olor a comida hecha en casa está.

Mis hijos se ríen y mi marido también. Si las milanesas salen más duras y no las pueden cortar, me preguntan si pueden comer en sándwich o con la mano. Hasta el jugo me cuestionan, si es muy fuerte o muy aguado, y muchas veces lo terminan haciendo ellos. Y yo me río, nos reímos juntos, porque es verdad. No es mi fuerte. Creo que apenas tengan edad suficiente el menú pasa a estar a cargo de ellos, con el aval de mi marido, por supuesto.

La verdad es que no me preocupa esta situación. Al contrario, creo que está bueno que los chicos nos vean reales, con nuestras virtudes y defectos, completas. Y lo que más me gusta es que me vean intentar, intentar e intentar. Uso todo lo nuevo de la cocina. Los avances son muchos y para mamás como yo resultan ideales: los sobrecitos para cocinar la carne al horno, los polvitos para hacer tortas, brownies y hasta volcán de chocolate que solo hay que calentar. Uso todo.

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