De la colaboración entre Jacques Tardi y el guionista Daniel Pennac surge La Patada, una historia intrigante, mordaz y como dirían los telediarios, de rabiosa actualidad.
Todo comienza cuando un hombre en el paro sin casa y sin nada que hacer, aparece en una jaula del zoológico. Para sorpresa de todos, este hombre se convertirá en un fenómeno social, será catalogado como la especie de los parados sin techo que anteriormente tuvieron una vida digna.
Mientras la locura mediática gira en torno a este desdichado desconocido, nadie sabe lo que se avecina. Una noche, aparece nuestro nuevo héroe ahorcado y claro está, hay que resolver este misterio que no será nada fácil.
Los dibujos son muy típicos de Tardi y el guión se nota que está elaborado.
El resultado es una historia entretenida y por desgracia, bien podía suceder en estos tiempos de crisis.
George Sprott es el protagonista de este cómic, un presentador de televisión que en sus años de juventud fue un amante de las expediciones al ártico. George nació en 1894 y morirá en 1975, y mientras tanto, viajó, trabajó en su programa hasta su muerte, conoció muchas mujeres y vivió la vida a su peculiar manera. El encargado de dar vida a este mundano personaje es Seth, creador perteneciente a la hornada de autores canadienses que durante la pasada década nos obsequiaron con obras de lo más innovadoras en ese momento. Otros autores son Chester Brown, el raruno y surrealista Daniel Clowes, Chris Ware o Joe Matt.
Seth, cuyo verdadero nombre es Gregory Gallant, ha publicado otras obras en nuestro pais como La vida es buena si no te rindes o la primera parte de Ventiladores Clyde.
Cuando acabamos la lectura del libro, nos queda un regusto agridulce por lo efímera que es nuestra huella en este mundo (jo...), y por haber conocido el exterior y el interior de una misma persona (George) y comprobar qué distorsionado llega a los otros. Algo tan real como la vida misma, cómo una misma persona puede suscitar emociones tan diferentes entre la gente.
"Lo más triste de hacerse viejo es el ansia con el que esperas el almuerzo"
Y hete aquí uno de los cómics que son para mí una apuesta segura. En este volumen tenemos los primeros episodios de este temible juez, que busca que se cumpla la ley a cualquier precio. Los dibujos en blanco en negro son muy buenos y recuerdan por qué Juez Dredd es uno de los clásicos. A medida que fue evolucionando el personaje, se le añadió color y más violencia si cabe a las historias, pero no por ello debemos menospreciar la calidad y buen hacer de sus primeros números, los cuales yo considero son más auténticos.
Para situarnos un poco más, nos encontramos en Mega City Uno, una ciudad del futuro en la que los policías son jueces. Hay muchos avances propios de la evolución, como los robots al servicio de los humanos, las jornadas de dos horas de trabajo al día y un sinfín de comodidades para los ciudadanos. Pero entre tanto ciudadano hay también mucho criminal, de lo más diverso, peculiar y malvado. Uno de los que más protagonismo goza, es el robot Llamadme-Keneth, el cual se subleva contra los humanos y empieza una guerra en el que él mismo se convertirá en una especie de Fuhrer. Llamadme-Keneth se lo pondrá muy difícil a Dredd y éste tendrá que demostrar por qué es el mejor de los jueces.
Los ilustradores son varios, entre lo que podemos encontrar a Carlos Ezquerra o Massimo Berlladinelli entre otros, y seis guionistas (me da pereza ponerlos a todos....).
¡Haz la guerra, no el desayuno! (Pancarta de los robots que se subleban contra los hombres)