Querido: Hace tres años, tres meses y tres días, me pregustaste por qué me marchaba. Así, sin ninguna razón, sin que existiera una ofensa concreta que me empujara a tomar aquella decisión según tú, tan repentina. Quiero contarte que, durante todo este tiempo, he estado buscando la frase correcta, el vocablo adecuado en el que poder al fin, orillar el remolino de sentimientos que despertabas en mí. No lo encontré en los poemas, ni en las novelas, ni en las películas, tampoco en la música. Lo hallé por casualidad y de la manera más accidentada en un diccionario escolar. Resulta una palabra contradictoria, tanto como lo fuimos nosotros. Un verbo autodestructivo que ambos con-jugamos en todos los tiempos, también cuando nos amábamos. enervar. (Del lat. enervāre). 1. tr. Debilitar, quitar las fuerzas.
2. tr. Debilitar la fuerza de las razones o argumentos.
3. tr. Poner nervioso.