Lo que me parece más preocupante es que no es un rasgo más o menos curioso de un empresario vasco, sino que refleja, de algún modo, una mentalidad egoísta, que rechaza a los niños. También en Estados Unidos ocurre algo similar. Leo en NotiFam de unas líneas aéreas que no permiten el vuelo a los bebés en primera clase; de un restaurante de la zona de Pittsburgh, que prohibe la entrada a los niños menores de 6 años de edad; incluso una cadena de cines de Texas veta la entrada a los niños menores de 6 años de edad, excepto en los días específicas de los niños.
De considerar a los niños como un regalo de Dios se ha pasado a considerarlos como un incordio que molesta, y hay que quitárselos de encima, como sea. El movimiento anti-hijos parece que se va extendiendo, pero entonces, vaya futuro que nos espera.