"No se puede". Se ha convertido en el mantra de moda entre los componentes del Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Meco. Esta frase se ha repetido tantas veces en los Plenos Municipales, que parece tener, para Sanz Carlavilla y sus concejales, el mismo efecto que el recurso budista tiene entre los que utilizan la repetición de un sonido para hacer que cualquier pensamiento indeseado se desvanezca. El problema es que en política, los mantras no sirven de nada, y en este caso, el "no se puede", únicamente puede interpretarse como un reconocimiento de incompetencia irrecuperable. Es bochornoso desde el punto de vista político e insultante desde el punto de vista de los ciudadanos.
La solución a este problema es simple. Si alguno de nuestro representantes en el Ayuntamiento de Meco considera y confiesa que no puede hacer nada, cada vez que la oposición le exige que haga algo para mejorar la calidad de vida de los mequeros, debería dimitir al momento y dejar paso a otra persona que sea capaz de desempeñar el trabajo que, los ciudadanos y el sueldo público que cobra, le exigen.