No se trata de no tener máscaras sino de que ellas no te tengan a ti

Por Emmaamme

Todos tenemos máscaras. Un nombre con sus apellidos, con su historia personal y sus creencias. Nos movemos por el mundo con ellas. Y no pasa nada. Forman parte de nuestro ‘cuerpo’, de nuestra terrenalidad. Y no nos las podemos quitar porque cuando una se cae, otra se levanta…

La cuestión es que las máscaras no te tengan a ti. No tomen el control de tu vida. No se conviertan en tu rostro, en lo que Eres de verdad. Para eso tienes que desenMASCARArte. Descubrirlas. Ver ‘de qué pie cojeas’. Pero no para dejar de cojear, para eliminarlas, para desahuciarlas, sino para aprender a vivir con ellas. A CONVIVIR con ellas.

Yo puedo sentirlas. Puedo identificar en mí a Emma (con todas sus máscaras) y al Ser que hay tras ellas. Por eso, cuando me preguntan (o me pregunto) sobre una cuestión espiritual, de crecimiento personal etc siempre tengo dos respuestas. Por ejemplo: ¿Existe el tiempo? Para Emma sí. Hay un pasado, presente y futuro. Un ayer, un hoy y un mañana. Unas horas. Unos días. Meses y años. Pero para mi Ser (alma, espíritu, esencia, consciencia…) no existe. Todo está sucediendo en este instante. Y puedo sentir las dos (desde el corazón, no la mente). 

Lo importante es ser Emma sabiendo que en realidad eres el SER. Ni sólo Emma ni sólo SER. Estar con los pies en la tierra y el corazón en el cielo. Ser UNO contigo mismo. Integrar esas dos partes. Ser Consciente de ambas. El personaje y el Dios que lo creó a la vez.

Muchos, nos olvidamos de ese SER a medida que vamos creciendo y ‘Emma’ toma todo el protagonismo. Nos desconectamos de nuestra Alma, de nuestra Esencia y dejamos de sentirla, de sentirnos, de sentir la Vida con todos nuestros sentidos. Plenamente. Y otros muchos, al Despertar a ese SER, Creemos que debemos dormir al personaje. Ser sólo SER con la creencia de lo que es el ‘SER’. Es otra de las Creencias que rondan por el mundillo espiritual. Pretender volar cuando hemos nacido con pies para caminar. Ahí nos volvemos a desconectar, esta vez de la Tierra (que forma parte de la Vida también). Nos enseñan una ‘iluminación’, una ‘perfección’, que no es Real aquí ‘abajo’. Y nos volvemos a perder, de nuevo. Y volvemos a sentir que nos falta algo. Y ese algo que nos falta, es nuestra personalidad. Es nuestra Emma.

Yo caí en esa trampa también. Hasta que me di cuenta que no estaba disfrutando de los placeres que me rodeaban porque CREÍA que eran ‘pecado’. Muy ‘ordinarios’ para mi SER. Llegué a sentirme prisionera de mi ‘SER’ (que era mi mente porque el SER no encadena ni obliga). Huí de la Vida. De todo lo que me ofrecía y que yo estaba rechazando por una Creencia espiritual. Me vi en mi ‘último día’ sin haber gozado de ‘los frutos prohibidos’. No me gustó nada cómo me sentí. Como si hubiera pasado a hurtadillas, con ‘miedo a’ dejar de SER (da igual a lo que sea, el miedo es miedo), cogida por unas pinzas. Así que solté todo lo que me mantenía atada a esa ‘falsa espiritualidad’ (falsa para mí). Todas las creencias que había adquirido desde mi despertar y que no me permitían vivir en LIBERTAD. Que no me dejaban SER ‘yo misma’. SER+EMMA.

Un cazador esquimal le preguntó al misionero: 

Si no conozco a Dios y al pecado, ¿también voy al infierno?

No, respondió el sacerdote. No, si no lo conoces.

Entonces, preguntó el esquimal con seriedad, ¿Por qué me lo enseña?”

Hay todo tipo de máscaras. La cuestión es darnos cuenta de las que llevamos puestas y soltar las que ya no nos encajan. Se sabe porque ‘algo’ te empieza a doler. A molestar. Ya no te cabe. O es demasiado pequeña o demasiado grande. Es como estar en verano, a 35º y vestir con abrigo, bufanda y guantes. Cada época tiene su ropaje. Interiormente, ocurre lo mismo. Vamos cambiando de estación, de pensamientos, de consciencia. Cada una de ellas, tiene una máscara acorde a su vibración. La clave está en dejar ir la que nos sobra y permitir que la nueva florezca.

Pasamos por muchos procesos que cuando pasan… sabemos su ‘para qué’. Todos nos enseñan algo. Ninguno de ellos es prescindible. Por eso no existen los errores ni los fracasos ni las equivocaciones. Sólo los aprendizajes. Es un juego en el que siempre ganas. ¿Qué ganas? Sabiduría. Hasta cuando ‘pierdes’. Hasta cuando te pierdes… ¿Para qué necesitas la sabiduría? Para ser feliz.

Es un ciclo por el que a veces nos sentimos solos, vacíos, tristes, ‘sin sentido’, ‘fuera de nuestro lugar’, y otras veces felices, en paz, plenos y en nuestro Hogar. Es una montaña rusa. Estamos arriba, abajo o en plano. Ninguno de ellos es permanente. Tal y como vienen, se van. Intentar estar siempre arriba cuando ‘no toca’ nos agotará, siempre abajo nos deprimirá y siempre en línea recta nos ‘morirá’. No se puede forzar, ir en contra o ‘apegarte a’ el río de la vida. Es dejarte llevar por su corriente, sea cual sea ésta. Le guste a Emma o no.

La transformación no tiene nada que ver con un cambio de personalidad sino con una apertura del Corazón. Abrirte a que la vida te viva tanto dentro como fuera. Sin excluir nada porque sea ‘incorrecto’. Las etiquetas, los juicios y las condenas las pone Emma, no mi SER. Puedes observarlas. Puedes sentirlas. Y puedes elegir qué dirección tomar. Cualquier opción siempre será la perfecta porque es la que has tomado AHORA (el único momento que existe). Tan simple como eso. Quizás Hoy hubiera sido otra diferente a la de ayer. Pero es que Hoy ya no eres la misma Emma. Hoy tu máscara ha cambiado de forma. Hoy eres más alta y los pantalones de ayer te van pequeños. Y no son ni más bonitos ni más feos. Sencillamente ya no te sirven. Has ‘crecido’.

Cuando respetamos nuestras máscaras empezamos a respetar las de los otros. Podemos vernos a través de ellos. Podemos reconocernos. Familiarizarnos… con sus ‘reflejos’. Aunque Emma sienta rechazo (hacia ella o hacia los demás) el SER sólo siente COMPASIÓN. Ya no nos asustamos porque sabemos, por experiencia propia, que tras todas esas caretas lo único que hay es AMOR. Y es el recuerdo de ese AMOR el que nos empuja a continuar, a seguir adelante, a caminar hacia quién sabe qué lugar.

“Buscamos la verdad lejos, como alguien que estuviera en medio del agua y se muriera de sed”

-Hakuin Zenji-

Para hallar nuestra Verdad sólo debemos mirarnos al espejo.

Y tú,

¿Tienes máscaras o las máscaras te tienen a ti?


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