«Era Navidad. Mi madre había preparado la cena muy pronto. Coliflor con bechamel, pollo asado con patatas y sopa de almendras. Turrones de dos clases, el amarillo, de almendra molida, y el blanco, con trozos duros de almendra sin triturar. Mi padre bebía vino en las comidas. Mi madre y yo bebíamos agua. Al terminar la cena me dieron una taza de té con miel. Es bueno y muy caliente, te quitará el catarro. Yo tosía y tosía, pero había querido estar allí en la cena de Nochebuena, una fiesta que todo el mundo consideraba la mejor del año. Yo tenía once años y muchas preguntas que hacer. ¿Es verdad que Jesús nació en Belén hace mil novecientos quince años? Sí, dijo mi padre. Pero si tú no crees en Jesús, ¿por qué lo celebramos? Él sonrió. Creo en Jesús como persona, como personaje histórico, pero nada más. Y celebramos su nacimiento porque es costumbre en nuestro país, algo que se ha ido transmitiendo de padres a hijos a través de los tiempos. Y esa costumbre no tiene nada de malo. No seas nunca intransigente con los sentimientos. Sólo las ideas deben ser coherentes... Había poca gente en el pueblo que pensara como él. Pero le respetaban y le querían, y yo deduje entonces que él era tolerante con los sentimientos de los demás y firme con sus propias ideas».
Belén monumental. Sanatorio Marítimo. Gijón. Navidad 16-17. Fotografía de David Álvarez López
Bueno sería pedirle a este año 2018 que se nos va que se llevara con él la intransigencia, así como desear que el 2019 que ya se acerca nos traiga algo más de tolerancia y coherencia.
Con el fragmento con el que arranco esta entrada, procedente de La fuerza del destino de Josefina Aldecoa, novela que he leído este año pero que pertenece a esa pequeña minoría que por motivos diversos dejo sin reseñar, os deseo una Feliz Navidad. Que cada uno la celebréis como queráis y que la disfrutéis mucho en compañía de vuestros seres queridos. Sé que muchos aprovecháis para desconectar estas semanas de la blogosfera, así que os deseo también, aunque suene a tópico, salud, trabajo y amor en el nuevo año. En cuanto a mí, alguna reseña tenía pensado que asomara por aquí antes de que acabara este 2018, pero un curro exprés y repentino que me ha salido me ha hecho cambiar de opinión y finalmente también me tomaré unas semanas 'libres'; después, Dios dirá (o el destino del título de la novela de Aldecoa, o mis decisiones, o el cúmulo de circunstancias, coincidencias y casualidades que no siempre nos es posible desentrañar). Lo dicho: mis mejores deseos y todo mi cariño, y muchísimas gracias por haber querido regalarme parte de vuestro tiempo a lo largo de este año y compartirlo conmigo.