No señor Presidente Maduro. La dolarización no es la alternativa para resolver la actual coyuntura del país

Publicado el 19 noviembre 2019 por Jmartoranoster

Juan Martorano

Señalamos en el artículo precedente, que para poder ganar la guerra política, hay que ganar primero la guerra económica. Bolívar, que entendió esto a la perfección, se fue a Guayana a quitarle esa provincia a los españoles, y que gracias al genio de Piar en la inmortal Batalla de San Félix, se logró el control de una zona con salida hacia al Atlántico, con ganado y los recursos que se necesitaban para sostener a los ejércitos libertadores en aquel entonces.
Lo mismo aplica cuando Bolívar se planteó la liberación de la Nueva Granada (que arrebató el nombre glorioso y bolivariano de Colombia, no de “Gran Colombia”, como nos enseña la historiografía oficial), de la cual también se obtuvieron los recursos necesarios y suficientes para sostener prolongadas campañas militares por nuestra independencia.
Hay que señalar esto, porque hay algunos analistas por ahí, a los que en lo personal respeto, pero que difieron en su planteamiento cuando expresan que para lograr la estabilidad económica, primero hay que lograr la estabilidad política. Con estos ejemplos, se demuestra que es totalmente a la inversa. Agradezco a los profesores José Gregorio Linares y Alí Ramón Rojas Olaya, quienes en el marco de la 15 edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN) en la ciudad de Caracas, nos explicaron con lujo de detalles y evidencia histórica esto.
Asimismo, el propio Ernesto “Ché” Guevara La Serna, dentro de sus críticas y observaciones realizadas al modelo soviético, expresó, palabras más, palabras menos, que no se puede construir el socialismo con las armas melladas del capitalismo.
No se trata de que nos volvamos dogmáticos ni mucho menos. Apelamos a la máxima rodrigueana de “inventamos o erramos”. Pero, hay axiomas y principios fundamentales que no pueden ser cambiados.
En reciente entrevista concedida al periodista, político y abogado venezolano José Vicente Rangel Vale, el ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, expresó (muchos no fue que nos lo contaron, lo vimos y escuchamos de su propia voz, de manera clara e inteligible) que estaba de acuerdo con el proceso de “dolarización” que se viene imponiendo de facto en el país.
No en balde, si recorremos las calles de nuestro país, sobre todo de la capital de la República, vemos como ya de manera normal y cotidiana se permite la transacción en divisa estadounidense, sustituyendo la del bolívar. No en balde, últimas cifras ya indican que cerca de la mitad de cualquier intercambio comercial y económico ya se está realizando en dólares.
No podemos obviar también que hace casi un año, la Asamblea Nacional Constituyente derogó la Ley de Ilícitos Cambiarios, lo que a mi juicio ha contribuido a legitimar este tipo de prácticas, e incluso a incrementarlas.
Y ni hablar de las transacciones en estados fronterizos, donde en el Táchira y Zulia, no sólo se pueden transar en dólares, sino en pesos colombianos; o el caso de mi querido estado Bolívar en las poblaciones del sur de esa entidad federal, y en especial en Santa Elena de Uairén (fronterizo con Brasil) donde se transan hasta en “reais” (moneda de Brasil), pero eso sería harina de otro costal y ameritaría un artículo especial.
Pero, retornando a lo expresado por el presidente Maduro, éste defendió el creciente papel que las divisas juegan en la economía venezolana como “válvula de escape” frente a la actual crisis, contrastando con la que durante años fue su línea de gobierno.
“No lo veo mal (…) ese proceso que llaman de dolarización; puede servir para la recuperación y despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía (…) gracias a Dios existe”, afirmó el presidente.
No obstante, aseguró que “Venezuela siempre va a tener su moneda (…) vamos a tener siempre el bolívar, y vamos a recuperarlo y vamos a defenderlo”.
Para los que desconocen el término, la dolarización es el proceso mediante el cual un país adopta, de manera oficial o extraoficial, el uso de la moneda estadounidense para su uso en transacciones económicas dentro del país. La moneda estadounidense reemplaza a la moneda nacional en todas sus funciones (reserva de valor, unidad de cuenta, medio de pago). Puede ser adoptada como moneda de curso legal exclusiva o predominante, perdiendo o cediendo parte de soberanía monetaria.
Imagino que el planteamiento realizado por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, hizo que a más de un economista revolucionario que conozco (Jesús Faría, Adel El Zabayar, Luis Enrique Gavazut, Pascualina Curcio, entre otros) los hizo entrar en estado de shock.
Y sobre todo, tomando en cuenta que Venezuela es un país asediado y bloqueado por parte de EEUU, donde están prohibidas a nivel internacional que nos transemos en dólares. Este es un dato muy importante que hay que tomar en cuenta a la hora de formular los análisis.
Pero, el señor Carlos Larrazabal (ex presidente de Fedecámaras) que a mi juicio debería ser juzgado como criminal de guerra, dijo hace algunos años una frase que denota y condensa la estrategia del enemigo: “En períodos de hiperinflación, el bien más caro, es el bien más escaso o el que no encuentras”.
Y ante esa prohibición y escasez de dólares producto del bloqueo, a su vez EEUU de manera clandestina, nos va suministrando dólares por “debajo de cuerda”, incluso éstos están llegando a zonas populares, y de manera cultural y como una manera de “proteger nuestro poder adquisitivo”, nos van imponiendo lo que ya algunos analistas comienzan a hablar de una “dolarización social”.
Lo expresado por el presidente Nicolás Maduro denota el fracaso de las medidas y las políticas implementadas por la Vicepresidencia Sectorial de Economía y del denominado Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica y Social, recordando que ha sido una de nuestras posturas en artículos realizados meses anteriores. El gabinete económico es eminentemente monetarista y reformista, por no decir promotor de políticas regresivas y neoliberales.
Y resulta lamentable y peligroso que en órganos de la Administración Pública, algunos jefes le prohiban a sus trabajadores hablar y debatir del tema, señalando que lo expresado por el Jefe de Estado venezolano fue tergiversado y “eso no fue lo que el quiso decir”. Esto, además de antidemocrático, es contrarrevolucionario, y refleja que esos “jefes” no se han leído, ni mucho menos visto “El Golpe de Timón” de Hugo Chávez del 20 de octubre de 2012.
Lo expresado por el presidente Nicolás Maduro en la referida entrevista, además de cierta ignorancia en el tema (ya que el dólar es una moneda sin respaldo en la economía real, y sólo sustentada por los cañones, la sangre y las muertes propinadas por el ejército de EEUU en el mundo, aunque aún con importante influencia dentro del sistema financiero internacional, eso no podemos negarlo) y prácticamente implica una cesión de nuestra soberanía, la cual desde hace rato hemos venido entregando, ante la no contención del fenómeno de “dolarización de facto” o “dolarización social” como hemos expresado en esta nota.
Indudablemente cometeríamos una tremenda injusticia al señalar que si Chávez estuviera en este momento, no hubiese adoptado una medida como ésta. A nuestro juicio, el tiempo histórico que vivió Chávez no es el mismo que vivimos en la actualidad (sobre todo por la correlación de fuerzas a nivel de gobiernos que se tenía). Pero los que conocimos de cerca al Comandante y trabajamos junto a él, aunque fuese por corto tiempo, nunca hubiese adoptado una decisión que fuese en contra de las grandes mayorías, y en especial de los sectores más vulnerables de la población.
El problema de imponer esta “dolarización”, es que importantes sectores de la población, fundamentalmente los de los sectores populares no tienen las posibilidades ni las facilidades para la adquisición de dólares. La dolarización, además de una cesión de soberanía, implicaría una política totalmente excluyente de las grandes mayorías en el país, ante la confiscación de su poder adquisitivo, acceso a alimentos, medicamentos e insumos y el libre ejercicio y garantía de sus derechos socioeconómicos que están contenidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Ciertamente señaló el presidente Maduro, que los índices de inflación han venido disminuyendo desde el mes de septiembre por lo menos. El observatorio de la Asamblea Nacional en desacato también lo indica (ha tenido un índice de 50% mensual, muy alto, pero comparado con meses anteriores, ha venido descendiendo) pero, a un costo social bastante elevado, y no porque se haya contraído solamente la liquidez monetaria (bastante defendida por los monetaristas) sino por la contracción en el consumo por parte de la población ante el deterioro de su calidad de vida. Sin embargo, en este último trimestre está volviendo a incrementarse ante la cercanía de las festividades decembrinas y el asueto navideño, donde históricamente estos indices han sido altos.
En esta guerra, tal y como me lo expresó el amigo, hermano y extraordinario investigador, Astolfo Sangronis. Indudablemente la batalla política las fuerzas revolucionarias la estamos ganando, pero la guerra económica la tenemos totalmente pérdida, y ésta última es el oxígeno y el combustible tanto para la derecha exógena como endógena para seguir sosteniendo planes de conspiración no sólo en contra de nuestro Estado- Nación, sino en contra de nuestra Revolución.
Asimismo, como nos han faltado indicadores de gestión para poder hacer seguimiento y evaluación sobre los resultados e impactos en las políticas públicas, en estos momentos nos tenemos indicadores para medir los impactos de la guerra no convencional, multidimensional y multiforme que afronta el país. Por algunas aproximaciones que algunos investigadores e investigadoras hemos estado realizando, es que señalamos con propiedad de que la guerra política la estamos ganando, pero estamos perdiendo la batalla económica, como ya indicamos párrafos más arriba.
De ahí lo que algunos sostenemos que hay elementos contrarrevolucionarios y reformistas dentro de la Administración Pública y el Estado que se plantean una “entrega controlada de nuestra Revolución”, y esto debe ser advertido.
Por ello, es muy peligroso en estos momentos de amenaza y asedio contra nuestro país, ese culipandeo e indefiniciones ideológicas en nuestro proceso (que aún no está definido hacia donde va) pero proceso al fin. Esto evidentemente ha sido producto de la falta de información, pero sobre todo de formación de los cuadros dirigenciales en estos momentos, y que va mucho más allá de diplomados y algunos cursos.
Y más cuando tratamos de agradar a la burguesía, que es nuestra enemiga de clase, y éstos, en caso de que llegasen nuevamente al poder, están muy claros con nosotros y no nos la van a perdonar. Y como su odio va a llegar exacerbado por haber ejercido durante casi cuatro lustros el poder político, nos la van a querer hacer pagar cara nuestra osadía y buscarán aniquilarnos. Que no se nos olvide.
De ahí, que no sólo la dolarización no es la alternativa, sino que es la “trampa caza bobos” para la entrega de la soberanía y de la Revolución. Así como algunos también han venido defendiendo la tesis de la monetización de los commodities (petróleo, oro, diamantes, torio, coltán, agua, etc) o de “divisas convertibles”, que no es más que plantearse un nuevo rentismo, los cuales en su inmensa mayoría, caen en lo que es la hegemonía del dólar, por ser la moneda mayoritariamente aceptada a nivel internacional para transacciones comerciales. El petro así también lo está demostrando.
La solución de los problemas económicos del país descansa en la producción y en algunas medidas de fuerza que debería adoptar el Gobierno Nacional en contra de acaparadores y especuladores, y en sostener un diálogo con los verdaderos sectores económicos y productivos en el país. Pero eso sería tema de otro artículo.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos! Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
 jmartoranoster@gmail.com      @juanmartorano