No se puede decir siempre que un libro es de un amigo. Y no me refiero tan sólo a escribirlo o ilustrarlo. Me refiero a todo. A José Antonio Duce, mi maestro en la fotografía y a José Luis Cintora, fotógrafo e ilustrado, sólo les falta maquetar. Porque la devoción, el tesón, la técnica y el arte que usan en cada trabajo que desarrollan es poco frecuente y digno de loa en los tiempos en los que cada vez quedan menos intelectuales auténticos y priman sólo niños pijos para los que el arte y la historia comienzan y acaban en los últimos 50 años de nuestra historia. Ellos son intelectuales activos, de tertulia y de obra, de acción y de colección. Y están efectuando un trabajo de documentación casi científica sobre la ciudad que habitan y que es la mía. La inmortal Zaragoza, que casi fue asesinada por los franceses y que fue suicidada por los políticos de la nación y del propio ayuntamiento. Contra esos incompetentes y maliciosos, la verdad y el trabajo arduo y profesional de José Luis y José Antonio.Esta vez, el lanzamiento fue de un monográfico literario y fotográfico sobre el zaragozano palacio de La Aljafería, un monumento casi desconocido en España y el mundo, una de las fortalezas/palacios árabes más septentrionales del mundo y el único palacio de recreo musulmán que fué iniciado en época Omeya, en su torre del trovador, que es única en el mundo y en la que basó Giuseppe Verdi la acción de su ópera del mismo nombre, Il Trovattore. Un libro que aún no he tenido oportunidad de hojear, pero que si sigue la estela de diseño y calidad de forma y contenido, habrá de ser obligatorio en la estantería de todo hombre elegante y fino, aragonés o no.
No se puede decir siempre que un libro es de un amigo. Y no me refiero tan sólo a escribirlo o ilustrarlo. Me refiero a todo. A José Antonio Duce, mi maestro en la fotografía y a José Luis Cintora, fotógrafo e ilustrado, sólo les falta maquetar. Porque la devoción, el tesón, la técnica y el arte que usan en cada trabajo que desarrollan es poco frecuente y digno de loa en los tiempos en los que cada vez quedan menos intelectuales auténticos y priman sólo niños pijos para los que el arte y la historia comienzan y acaban en los últimos 50 años de nuestra historia. Ellos son intelectuales activos, de tertulia y de obra, de acción y de colección. Y están efectuando un trabajo de documentación casi científica sobre la ciudad que habitan y que es la mía. La inmortal Zaragoza, que casi fue asesinada por los franceses y que fue suicidada por los políticos de la nación y del propio ayuntamiento. Contra esos incompetentes y maliciosos, la verdad y el trabajo arduo y profesional de José Luis y José Antonio.Esta vez, el lanzamiento fue de un monográfico literario y fotográfico sobre el zaragozano palacio de La Aljafería, un monumento casi desconocido en España y el mundo, una de las fortalezas/palacios árabes más septentrionales del mundo y el único palacio de recreo musulmán que fué iniciado en época Omeya, en su torre del trovador, que es única en el mundo y en la que basó Giuseppe Verdi la acción de su ópera del mismo nombre, Il Trovattore. Un libro que aún no he tenido oportunidad de hojear, pero que si sigue la estela de diseño y calidad de forma y contenido, habrá de ser obligatorio en la estantería de todo hombre elegante y fino, aragonés o no.