La verdad que, desde nuestro huequito en La Caravana del Rock, pensamos que es impresionante cuánto puede avanzar un festival de música cuando los mimbres son buenos, se busca un cartel que satisfaga a todos y que aúne experiencia con grupos noveles de la provincia, y sobre todo, se tienen tantas ganas de hacerlo bien. El trabajo que conlleva algo tan faraónico como es el montaje (físico y de logística) del No sin Música, solo lo conoce la gente que está en el meollo, aunque por supuesto, vosotros, criaturas caravaneras, sabéis de sobra que algo así y que crece en una proporción meteórica, no es cosa de prepararlo en dos meses. ¿A que os imagináis que es el trabajo de todo un año? ¡Yes, respuesta correcta!
No es ruido, es música
Desde que se anunció al gran, enorme Bunbury como primer artista confirmado, tal y como ya contamos en La Caravana del Rock, sabíamos que se podía liar muy gorda este año y que NSM traería artistas de nivel, como así fue. ¿Que repetían Elefantes, que ofrecieron una actuación inolvidable el año anterior? Ojalá volvieran el año que viene, luego lo explicamos. ¿Que hacía calor? Normal, el festival se desarrolla en julio y en Cádiz, pero en el mismo muelle y junto al mar, lo cual añadía un agradable respiro cuando anochecía. ¿Qué en los cuatro escenarios alternativos Off NSM tenían que probar sonido desde la una o las dos de la tarde? Son dos días, señores, dos días… Dos días en los que este multitudinario encuentro de música, gente y buen rollo aporta valor a la economía de la castigada ciudad gaditana, pues el movimiento de personas, gente consumiendo en las terrazas, en los bares, y dentro del festival, generó beneficios a los comercios y hostelería del casco antiguo, sobre todo en las zonas aledañas al No sin Música. Personas que venían de Málaga, Sevilla, e incluso León y las Islas Canarias, y que si se han sentido a gusto en Cádiz, probablemente repitan visita a nuestra ciudad, con la riqueza que ello conlleva… No es ruido, es música. Y beneficios para Cádiz.
Un vistazo general
Como ya sabéis, el NSM tiene una característica que desde La Caravana del Rock aplaudimos, y el la coexistencia de dos escenarios que funcionan con una sincronización perfecta. Termina de actuar el grupo del Cruzcampo stage (el escenario impresionante, enorme, flanqueado por dos pantallas verticales), y ya empieza a tocar el que está en el local stage, que nos produjo una agradable sorpresa cuando lo vimos, pues este año es más grande (al menos así nos los pareció). Eso hace que se eviten los tiempos muertos entre actuación y actuación, lo cual da una sensación muy positiva de dinamismo y de organización. El primer día, jueves, que era, como cada año, de acceso gratuito, posibilitó que muchas personas de todas las edades accedieran al muelle y pudieran ver qué se cocía por allí. Nos sorprendió una carpa habilitada con juegos como futbolín, billar o air-hockey. Repetían las bonitas food tracks, esas coquetas caravanas que cuando son las dos o las tres de la mañana y tras haber dado numerosos botes, reviven a un muerto con sus pizzas, hamburguesas de retinto e incluso cafelito. ¡Vaya colas que se formaban! Y es que, cuando el hambre aprieta… Y nosotros también caímos, por supuesto.
También lo hacían algunos puestecillos, tanto de merchandising como de gafas de sol, y se repetía la magnífica idea de los vasos reciclables que ya hemos comentado en crónicas anteriores, aunque este año menguaron un poco su tamaño. La fianza de un euro por vaso, y la posibilidad de devolverlo y recuperar así tu pasta o (como hacemos casi todos) quedarte con él de recuerdo, puesto que están impresos los nombres de los artistas, hace que sea un festival muy ecológico y sostenible. No olvidemos los pequeños bidones amarillos y grises para la basura reciclable de plástico y la basura orgánica, respectivamente. Un suelo limpio de basuras a pesar de una reunión tan multitudinaria durante tres días seguidos. Por supuesto, hay que felicitar desde aquí al servicio de limpieza que lo mantenía todo a punto ante la apertura de puertas cada día. Y ya que estamos, aprovechamos para también agradecer el servicio prestado a miembros de seguridad, personal sanitario, de apoyo, a los camareros de las dos inmensas barras… Un perfecto engranaje de mucha gente trabajando a la vez porque todo saliera bien.
Primer día: jueves 21
El primer día, gratuito, abrió el fuego en este escenario una banda tan divertida como es Los Vivos. Con un estilo muy desenfadado, casi sinvergüenza —en el más amplio sentido de la palabra, por supuesto J—, Los Vivos hicieron bailar al personal, corear con ellos finuras varias como “chochote morenote”
Turno para la pesca. Sí, no me he vuelto loca, porque pesqué un guapísimo langostino… ¡Y es que en NSM puede pasar de todo! Y si no… Fijaos en la foto; Pablo celebraba su despedida de soltero y decidió celebrarlo en el festival con sus colegas. Ahí está el tío, ¡ja,ja!
Tras el momento Pablino langostino J, La FRAC (Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz) ofreció un repertorio que, como es normal en ellos, contenía letras políticas y muy cañeras, e incluyeron carnaval y un humor irreverente. Reivindicando a tope, aunque el personal bajó un poco el ritmo tras la caña del grupo anterior.
La aparición estelar de la noche no defraudó. Vinila von Bismarck, espectacular, con taconazo y vestida totalmente de un rojo brillante que se extendía hasta un precioso tocado con plumas, vestuario del que se fue despojando con su maestría habitual a medida que se iba desarrollando el show, con muchos toques de buen rock and roll. Impresionante mujer, llena de tatuajes, preciosa, con un dominio absoluto del escenario y acompañada de una banda de altura. Magnífica actuación que nos dejó con la boca abierta. ¡Grande, Vinila!
Los momentos electrónicos y houseros de la noche llegaron de las manos y equipos de Ley DJ, una chica que se está haciendo un buen hueco en un mundo mayoritariamente de hombres. ¡Mujeres djs al poder! Martín Alonso estaba anunciado pero nos comunicó personalmente que le era imposible asistir por motivos personales. Y Lollypop y Blackmouth cerraron con sus diabólicas mezclas un brillante primer día de festival. Estábamos agotados de bailar… pero merecía la pena.
Segundo día: Viernes 22
Abrió la ronda de actuaciones en el Cruzcampo stage el gran Julián Maeso, grande como artista y como persona. Fue encantador con nosotros y prueba de ello es que no puso ninguna objeción para hacernos un par de selfies con él, y además nos agradeció nuestro interés, algo que corroboró a través de su cuenta de Twitter. Un concierto eléctrico, genial, con un power impresionante a pesar de lo temprano de la hora, las siete de la tarde. Quedamos encantados tanto con él como con su potente banda. Estábamos ojipláticos. Bravo por Julián Maeso y su rock y soul tan elegantes y a la vez repletos de fuerza.
Modelo de respuesta polar trajo un soplo de serenidad tras el huracán Maeso. Canciones elegantes, con una puesta en escena sobria, y bastantes seguidores que coreaban sus canciones. Gustaron mucho y fue un buen preámbulo para otro de los platos fuertes que se esperaban, Love of Lesbian.
Desde luego la banda respondió a las expectativas, mezclando nuevos temas con otros icónicos y representativas del grupo. Una pasada. A destacar Algunas plantas, 1999, o Allí donde solíamos gritar. Realmente era impresionante la devoción de la peña con este grupo, que coreaban prácticamente todas las canciones. Una auténtica locura de poner los vellitos de punta.
Izal es otro viejo conocido del NSM, pues repetía, tras su actuación en 2014. Cerraba el ecuador del festival con su calidad habitual. A pesar de que padecieron algunas circunstancias adversas relacionadas con sus guitarras, el grupo supo encantar a su gente, que cantaba con ellos sus temas, tanto los más conocidos como los más nuevos. En los bises no podían faltar La mujer de verde, El baile y Qué bien. La peña, entregadísima.
Y lo estaba porque además faltaba otro plato fuerte, Second, que actuó más tarde de lo esperado pues a esas horas ya había cierto retraso. La gente por supuesto, respondía a tope a pesar de la hora y de que sabía que quedaba aún un día muy muy fuerte por delante en el No sin Música: el sábado 23.
Todo esto en cuanto al Cruzcampo stage. En el local stage se iban sucediendo las bandas locales, algunas más veteranas que otras. Atómica, Dientes largos, Turmalina, Nuk y Mor cumplieron con creces las expectativas. De todos ellos destacamos Turmalina, que nos encantó de principio a fin. Impresionante banda a la que nos gustaría ver algún día sobre las tablas del escenario grande.
Tercer día: Sábado 23
G.A.S. Drummers es un veterano grupo local de veinte años de experiencia, veteranía que supieron demostrar con creces durante su potente actuación, repleta de temas de toda su carrera, que ahora coronan con la grabación de un disco en directo. Punk rock del bueno, sí señor. Gustaron.
Elefantes repetían en NSM, Pero no pasa nada por volver a Cádiz, tierra que les encanta, porque Shuarma y sus chicos son tan elegantes, nos cantan de amor y desamor de una forma que te traspasa el corazón, que, al revés, lo de repetir en 2016 no era, en absoluto, un punto negativo, más bien al contrario. Doy fe, porque me consta, que allí había seguidores del grupo (peluches de elefantitos incluidos) que los habían visto en el NSM del año pasado, y no querían perdérselos en 2016. Sabían que no defraudarían. Gran actuación con repaso tanto de las canciones de su nuevo disco (ese Duele, absolutamente magistral), como otras imprescindibles, como Azul o Que yo no lo sabía y la preciosa versión de Te quiero, de José Luis Perales, que claro, coreamos todos mezcla de devoción y sorpresa por lo vintage del asunto. Volved pronto, por favor.
*Foto propiedad de WhiteMedia Producciones.
Atención, silencio. Expectación a pesar (o precisamente por eso) del ratito de retraso. Un escenario de fondo rojo y los seguidores de Bunbury a punto del colapso porque sabían que iban a vivir uno de los grandes momentazos de la noche. Genial actuación, de la que incluso algunos fans llegaron a decir que había sido de las mejores de su carrera. Un repaso ni más ni menos que por treinta años de carrera artística. Impresionante el comienzo con Iberia sumergida. Una tras otras se sucedían canciones emblemáticas como Maldito duende, Avalancha, El duro camino del exceso o la imprescindible Mar adentro, que se complementaban con Ahora, Dos clavos a mis alas, o Desmejorado, entre otras. Lady Blue cerró su actuación. Nos llamó la atención que durante su actuación se apagaron las pantallas gigantes. ¿Fallo técnico o exigencia del artista?
Los fans de Loquillo habían invadido la explanada del muelle desde muy temprano. A muchas de ellas se les reconocía por unos encantadores pañuelos rojos de topos blancos anudados en la cabeza. Qué pedazo de actuación, qué maravilla de hombre y de artista, que dio su sitio a su banda, apartándose a veces de la primera línea para que sus músicos se lucieran, y que no paraba de hacer reverencias al público junto con su banda, en un gesto de humildad que le honra y que nos encantó. Un repaso lleno de rock and roll del bueno, del incombustible, canciones coreadas con fervor por todos… Momentos indescriptibles. De verdad que es complicado trasladar aquí lo que allí se vivió con temas como Feo, fuerte y formal, El rompeolas, Esto no es Hawaii, Cadillac solitario, La mataré (flipamos, qué maravilla) o El hombre de negro… Por cierto, locura total y superdivertida con Yo para ser feliz quiero un camión. Cerró su genial actuación con Héroes en un claro homenaje al fallecido David Bowie.
A esas horas de la noche, y cuando parecía que ya no podíamos dar más de nosotros mismos, turno para los duros mejicanos Molotov, que también la liaron parda. La gente tenía ganas de festival y la banda no decepcionó a su público, que coreó tanto los temas más nuevos como por supuesto sus clásicos, siempre con el sello fresco de Molotov, que no defraudan.
Esto sucedió en el Cruzcampo Stage. En el local stage rompieron el hielo Élite del Eter, para seguir con Julio Cable y su banda (absolutamente buenos, buenos de verdad y repitiendo en el No sin Música, al que acudieron el año pasado), Hymalaya, Smokers Die Young (vencedores del pasado Lolatownfest 2015, lo cual les daba pasaporte directo para actuar en el NSM de este año, y también ya de paso actuar en el Lolatownfest 2016) y cerrando el festival en este escenario, los Deep End. Buen broche de oro y por supuesto excelente iniciativa, como todos los años, la de incentivar la participación de las bandas emergentes locales. Bravo.
En resumen, una excelente y mejorada edición del No sin Música, con el añadido este año de cuatro escenarios alternativos distribuidos en distintos puntos del casco antiguo para promocionar bandas locales bajo el nombre de Off No sin Música. ¿El objetivo? Llenar Cádiz de música. Y lo han conseguido, a pesar de las horas tan tempranas para las primeras bandas que actuaban.
Desde aquí queremos agradecer a la organización del NSM, especialmente a Fali Hermida y Omar Osuna, las facilidades que nos han dado para poder cubrir el festival un año más, sin olvidarnos de la labor y la atención de Julio Sampalo, responsable de prensa.
Siempre nos gusta cerrar las crónicas del NSM con una foto de la pulserita y del vaso (también de la credencial, pero este año no se hicieron para prensa), para decir bien fuerte: ¡Adiós, No sin Música 2016! ¡Hola, No sin Música 2017!
©Belén Peralta, 2016, para La Caravana del Rock.
http://www.belenperalta.com