Mi animadversión hacia los políticos no deja de crecer y cada día está más cerca del odio.
Lo que me saca de quicio no es ya que usen el poder adquirido en favor de ellos mismos o de unos pocos amigos/colaboradores; es que lo usen en contra de los muchos que no colaboran con ellos, en contra de los que entorpecen sus tejemanejes y, de rebote, contra toda la población. Porque aunque se llenen la boca con sus “mi vocación es el servicio a mis conciudadanos”, o con el consabido “alguien tiene que luchar por la sociedad y defender la democracia”, el verdadero interés del político es él mismo. A lo sumo, el partido.
Me dicen algunos que no hay para tanto. Otros me dan parte de razón para volver a quitármela diciendo que lo mío es mala suerte, que los políticos con los que me he cruzado y han dejado en mí este mal sabor de boca son sólo la excepción a un gran trabajo y dedicación y bla bla bla. Pero no se dan cuenta de que ya llevo MUCHAS EXCEPCIONES. Y oye, quizá son todas las excepciones, ¡PERO YA VALE! Estoy hasta los cojones de todos vosotros. De todos. De los unos por ser unos hijosdeputa empedernidos, y de los otros por permitírselo, por mirar a otro lado, por justificarlos, por su obediencia ciega sorda y, peor aún, muda al aparato del partido. ¿Sabéis una cosa? No sois casta. Sois escoria. ¿Vocación de servicio? ¡Una mierda! ¿Amor por lo público? ¡Dos mierdas! Sólo tenéis ansias de tarima, de minutos de plasma, de followers, de centímetros cuadrados de prensa, de ver vuestra foto cerca de los titulares. Eso los mejores. Y los peores, el único amor que conocéis no es por lo público sino por lo ajeno, y muy apasionado por cierto.
Casta serían aquellos que se sirven de sus privilegios para su beneficio, pero vosotros no sois casta. Vosotros sois escoria. Porque hacéis daño a mucha gente, y lo hacéis a conciencia.
Esto está escrito en un calentón (¿se nota mucho?) después de mi último encuentro con uno (en este caso una, otra vez) de tantos políticos (y políticas, al menos seamos políticamente correctos) que han llegado al poder y lo usan en contra de alguien. Dicen que con el tiempo te puedes arrepentir de lo que dices en un calentón, de lo que escribes, que los sentimientos hay que dejarlos enfriar… pero no me ha pasado por los huevos. Porque fritos los tengo ya.
Archivado en: Cosas que pienso, Personajes, Política Tagged: Casta, Corrupción, Escoria, Hartazgo, Maldad, Políticos