En los últimos años hemos presenciado una creciente tendencia a comunicarnos a través de hashtags (#). Este nuevo caracter, un imprescindible de redes sociales como Twitter, se ha colado en muchos otros canales hasta casi confundir al usuario entre URLs y las cadenas de texto con hashtag incluido.
Las marcas han de comprender que no son propietarias de la narrativa del consumidor. Sólo pueden participar en las conversaciones pero no controlarlas.