16/06/2012 1:04:30
Entrevista al investigador Raciel Lima Orozco, Doctor en Ciencias Veterinarias de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, Cuba, quien ofrece un grupo de recomendaciones técnicas para la producción del ensilaje combinado sorgo-leguminosas, a la vez que emite sus criterios acerca dificultades y deficiencias que mantienen en jaque a campesinos y cooperativistas criadores de ganado.
Por Mercedes Rodríguez García
Todo el mundo sabe que un premio es un galardón que se da por algún mérito o servicio; que a veces llega sin esperarlo, y que no siempre se trabaja pensando en él, tenga o no recompensa material, asunto este último que nunca viene mal ya que no solo de pan vive el hombre… ¡ni de pasto natural los rumiantes! durante los 210 días pocos lluviosos que trae cada «año cubano».
Lo anterior es y no es así para el Doctor en Ciencias Veterinarias de la Universidad Central «Marta Abreu»de Las Villas, Raciel Lima Orozco, quien desde su infancia en Jinaguayabo, zona rural de Remedios, se relacionó con sembrados y animales, al punto que decidió matricular técnico medio en veterinaria, allá por los difíciles años del llamado Período Especial.
Convertido hoy en uno de los jóvenes doctores cubanos que han recibido la Distinción Especial del Ministerio de Educación Superior (MES) por su relevante labor en la actividad de ciencia e innovación tecnológica durante 2011, a Raciel tampoco le pasó por la cabeza que su investigación «Ensilaje combinado de granos o de biomasa integral de sorgo con leguminosas como método para elevar el valor nutritivo», obtuviera uno de los 10 premios de la rama agropecuaria otorgado por la Academia de Ciencias de Cuba en a igual etapa.
Y aunque las agradece y lo hacen muy feliz, confiesa que no pensó en una ni en otra recompensa pues tiene como precepto que «el conocimiento y el compromiso para con su país han de guiar siempre a las nuevas generaciones de investigadores en el empeño supremo de perfeccionar la sociedad cubana y su modelo económico».
Desde que comenzó a experimentar, en julio de 2007, hasta la defensa de la tesis, en marzo del pasado año, Raciel no tuvo tiempo para el ocio, el descanso y la diversión. Y aunque reconoce que la ciencia no es solo análisis, experimentos, libros, computadora, internet, sabe ver en ella también un modo de recrearse, sin olvidar la familia, los amigos, los colegas. «[…] Somos personas normales, que comemos y calzamos, por eso vamos una vez más que otra a la bodega y poco menos, a las tiendas. Un investigador es el mejor administrador del tiempo que existe».
Expertos de las Universidades de Ghent, en Bélgica, y Rostock, Alemania, colaboraron en la investigación, y sus resultados fueron publicados en revistas foráneas de alto impacto, como Livestock Science, además de presentarse en seis eventos internacionales celebrados en Cuba y en Europa.
Pero Raciel, autor principal, resalta «el aporte de colegas investigadores como los doctores en ciencias, ingeniero Ubaldo Álvarez Hernández, y el médico veterinario, Andrés Castro Alegría, quienes me ayudaron a elaborar un grupo de recomendaciones técnicas para la producción del ensilaje combinado sorgo-leguminosas ajustado a las condiciones locales, sin olvidar a los trabajadores del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) de la UCLV, cuya contribución fue decisiva en la fase práctica-experimental realizada en carneros.
—Entonces, Raciel, ¿hasta qué punto resulta factible la elaboración y provisión de este ensilaje en el caso de las reses, específicamente vacas lecheras?
—Es lo mismo, son rumiantes, mamíferos que se alimentan de vegetales, carecen de dientes incisivos en la mandíbula superior, y tienen el estómago compuesto de cuatro cavidades. Comprende los camellos, toros, venados, carneros, cabras, etc.
—¿En qué radica la novedad del alimento que propone, si tradicionalmente en Cuba, antes de comenzar el periodo especial, se producía mucho ensilaje?
—Nosotros lo que estamos proponiendo es una alternativa paliativa más, algo en lo que ha trabajado el Instituto de Ciencia Animal y la estación experimental Indio Hatuey, de La Habana. Realmente esos sistemas por sí solos no han podido mejorar los rendimientos de los animales, o solucionar todas las problemáticas porque no se adaptan a todas las condiciones. En los años 90 el alimento base que se empleaba tenía la mejor calidad posible, pues lo que usted va a guardar tiene que ser de calidad, de lo contrario gasta dinero, recursos técnicos y humanos.
—Para las condiciones de Cuba, ¿cuál podría ser el forraje más eficiente?
—Esa fue nuestra tarea. Fuimos trabajando combinaciones de gramíneas y leguminosas. Y no cualquier gramínea, utilizamos el sorgo porque se adapta un poco más a nuestras condiciones. Necesita menos insumos, menos fertilizante, y rinde mucho más. Estamos hablando de rendimientos aceptables, de 8-10 toneladas de materia seca por hectárea.
—El CIAP tiene registradas muchas variedades de sorgo, creo que es el mayor potencial genético de sorgo en Cuba…
—Así mismo. Le decía que el sorgo tiene un bajo contenido de proteína bruta, entre un 4-6%, y ello afecta todos los parámetros de digestibilidad, y por consiguiente la proliferación de los microorganismos que hay en el rumen, que son los que aportan, al final, gran parte de la proteína. Mas, si no hay fuentes nitrogenadas suficientes para completar esa alta capacidad energética, que sí tiene el sorgo, ahí aparece un problema.
—¿Cuál es la concentración o proporción ideal de sorgo-leguminosa?
—Para producir un ensilaje de alta calidad, y que los animales se lo coman, entre un 40-60% de sorgo-leguminosa o viceversa. Lo probamos en carneros, hicimos pruebas de digestibilidad. Esa fue la parte premiada por la Academia de Ciencias de Cuba. Hoy tenemos la metodología para producir un ensilaje de alta calidad y que permita alcanzar entre 8-10 litros de leche por vaca, y una ganancia de peso vivo en toros por encima de los 700 gramos por día.
—¿Y el costo para un pequeño productor, a mediana escala?
—Depende del tipo de silo que se emplea y en los requerimientos que lleva: gasto de combustible, de energía, de transporte… Estamos hablando de alrededor de los 40 CUC la tonelada de materia seca, que eso viene siendo más o menos tres toneladas de forraje, o sea el alimento de una vaca durante 210 días. Se trata de un silo tipo anillo que no necesita un tractor para compactarlo, lo compacta usted mismo caminando sobre él, después lo cierra con una bolsa de polietileno.
—¿Y en una escala superior?
—Con mecanización los costos se incrementan y pueden estar alrededor de los 100 CUC.
—¿Varía el sabor de la leche y de la carne?
— No, nada de sabor especial.
—¿Otra ventajas del ensilaje mixto que propone?
—No se pudre el material, se conserva durante seis meses, mejora el valor nutricional del alimento Usted aprovecha la lluvia, siembra en julio, en septiembre está cosechando, confecciona el silo y a partir de noviembre empieza alimentar a sus animales.
—¿Cómo cultivar el sorgo y la leguminosa?
—Sorgo combinado, intercalando la leguminosa, un surco de sorgo y uno de canavalia o dos de soya. Así los hicimos nosotros: 60% de leguminosa, 40% sorgo, o viceversa. Claro, si dispone de una silocosechadora, cuando va cortando, ya tiene esa proporción, no tiene que mezclar, se mantiene la proporción.
—¿Y no es posible de que el productor compre el forraje en lugar de producirlo él mismo?
—En Cuba no existe esa cultura, es decir, de que unos sean productores de alimentos para el ganado y otros compradores, eso fuera lo ideal. También está dado por los precios. Si usted va a vender entonces le tiene que aplicar el mismo precio. No hay un precio diferenciado para el que produce alimento animal, y eso realmente es un problema.
—¿Qué puede afectar la puesta en práctica o generalización de esta investigación?
—Yo pienso que más que el desconocimiento, el no contar aquí, en la Universidad, los recursos mínimos necesarios para una escala piloto, que también puede ser a nivel de una empresa o un productor determinado…
—Y ustedes ¿capacitarían al personal?
Claro, que es mucho mejor si nosotros tuviéramos los recursos mínimos para capacitar al personal estatal o privado, y que aprecien los animales, la leche que producen, el incremento de peso. Sería un sistema de capacitación integrado, que tenemos en la facultad. Tenemos las estaciones experimentales, pero carecemos de un grupo recursos, de insumos que hoy la Universidad no recibe.
—Y el Ministerio de la Agricultura, ¿qué?
Aunque quiera no nos lo puede dar porque realmente no tienen posibilidades ni los mecanismos económicos para ello. Financiar la ciencia y la técnica es costoso, ese es un reto para el país.
—¿Qué sucede en los países donde la nieve obliga a los campesinos a guardar la comida de sus animales, a veces cientos, miles de cabezas? ¿Quién financia las investigaciones?
—Tienen el mismo problema que nosotros, seis o siete meses en que no hay pastos o el pasto no crece por el frío. También producen ensilaje, de maíz, que tiene muy buena calidad y pueden darse ese lujo. El sector empresarial paga a la universidad para que lleve a efecto las investigaciones, con intereses. En Cuba eso pasa en muy pocos sectores. Nosotros hemos estado investigando gracias a proyectos internacionales, a los recursos limitados que destina la Universidad para ello. Pero así, que alguien venga a decirnos «yo quiero que ustedes me apliquen esto y lo otro y yo les voy a poner todos los recursos que necesiten», eso en Cuba está empezando ahora. Sobre todo en los grandes centros de investigación del polo científico del oeste de La Habana.
—¿Ya no siembran la caña suficiente para que coman las vacas? ¿No sirve como alimento? ¿Cómo alimentan su ganado la mayoría de los ganaderos cubanos?
—En estos momentos, en el período poco lluvioso de Cuba, en el mejor de los casos, caña y Kingrass; en el peor, lo que puedan comer en los potreros, pastando lo que encuentren. Hay que emplear más otros tipos de forraje, porque la caña tiene el mismo problema: poca proteína y mucho bagazo. A mí, en lo personal, me gusta más el guarapo. Si fuera un productor tuviera un trapiche y en lugar de darle caña le suministraría el jugo.
—¿Qué paso con el pastoreo Voisin que tanto acaparó la atención de los productores cubanos los años 70 del pasado siglo?
—Es un buen sistema pero lleva un grupo de recursos, alambres, cercas, y sobre todo personas que tengan amor a hacer lo que hay que hacer, si no se destruye el pastizal no se cumplen las leyes de Voisin y por lo tanto…
—¿En qué por ciento compromete la producción de leche la calidad y cantidad del forraje?
—En el período este poco lluvioso de Cuba, se acopian entre 2,5 y 3, 5 litros por vaca. Con una suplementación adecuada, con un sistema bien equilibrado de alimentación, yo estoy seguro, seguro, seguro, que el rendimiento andaría por encima de los 8 litros por animal, para ser discreto.
—Ojalá así no tendríamos que comprar leche en polvo.
—Si usted va a producir leche en las condiciones cubanas tiene que pasar un poco más de trabajo que si va a producir carne. Es más fácil la carne que la leche. Y tiene que producirla a cualquier costo porque importarla sale muy caro y difícil por motivos del bloqueo.
—¿Se ha perdido la cultura de preparase para sembrar?
—Unas veces por falta de recursos y otras porque no se le presta atención, falta capacitación del personal. Solo el 18% de los suelos que se dedican a la ganadería en Cuba son de buena calidad, los demás son regulares o malos. A la ganadería le tocaron los suelos menos productivos.
—¿Un consejo para los productores?
Producir alimentos para el período seco, prepararse para esos meses si quieren alcanzar rentabilidad en su finca y niveles productivos decorosos. No se es productor de alimentos porque se produzca leche, no. Para poder producir leche tiene que tener en su finca producción de alimentos.
—Pero muchos campesinos producen ensilaje con buenos resultados…
—Las buenas experiencias hay que llevarlas a las demás Hay que aprovechar las potencialidades locales. Hay que insistir, sin cansarnos; trabajando con los productores muy de cerca, estimulándolos todo el tiempo para que produzcan parte de su alimento de calidad. Los ganaderos no pueden pensar que las cosas le caerán del aire y que la lluvia tiene que venir de todas maneras.
—¿Y los investigadores?
—Igualmente. Luchar todo el tiempo por que se generalicen los resultados, llevarlos a la práctica para que al final los alimentos lleguen al pueblo, que es lo que hace falta. Entonces va a ser mucho más fácil tocar y abrir ciertas y determinadas puertas… Habrá otras que se quedarán cerradas, pero bueno, esa es la tarea de los investigadores. Si lo logramos con las investigaciones que estamos haciendo, estaremos reciprocando el aporte que un día nos dio la Revolución a nosotros.
Etiquetas: Ciencia, animal, alimentación, ganado, reses, rumiantes, investigaciones, pastos, forraje, ensilaje, sorgo, leguminosas, ganadería, leche, Cuba