No somos bancos

Publicado el 29 abril 2013 por Josesanclemente
 Un promotor inmobiliario puede liberarse de la deuda contraída con un banco, que le prestó  dinero, dando en pago las viviendas que edificó y no consiguió vender.
 Un ciudadano de a pie, que no puede pagar su crédito hipotecario, ha de entregar su vivienda al banco y responde del conjunto de la deuda de  por vida y con todo su patrimonio.
  Un promotor inmobiliario que se financió con pólizas de crédito e hipotecas, si el banco no aceptara la "dación en pago" de sus solares y fincas en construcción, se expondría a que el promotor hiciera un concurso de acreedores o a una quiebra que le dificultaría, frente a otros reclamantes, resarcirse de parte de sus créditos. Incluso aceptará "una quita de la deuda".
  Un ciudadano de a pie no puede protegerse con un concurso de acreedores porque si lo hace no suspende la ejecución de la hipoteca de su vivienda habitual y además, al contrario que  en una empresa inmobiliaria, cuando se liquiden sus bienes una vez finalizado el concurso, sigue respondiendo de la deuda pendiente de por vida.
  Un ciudadano de a pie que es despedido por un ERE en su empresa puede recibir, con la reforma laboral actual, veinte días por año con un máximo de una anualidad.
  Un banquero como Alfredo Sáenz que deja "voluntariamente" su cargo en el banco, percibe una pensión de 88 millones de euros.
  Un ciudadano de a pie todavía no sabe qué pensión cobrará y a qué edad  la cobrará con  el nuevo plan de jubilación que está diseñando el gobierno.
  Un banco daba antes múltiples  créditos al consumo y a la vivienda y ahora con cuentagotas y con todas las garantías y avales del ciudadano.
   Un ciudadano de a pie pondrá este año  miles de euros en las arcas del estado, a través de subidas de impuestos, para rescatar a los bancos y hacerlos solventes, sin ninguna garantía o aval de que ese dinero le sea devuelto algún día mediante una rebaja impositiva.
  Un banco está cabreado con el gobierno porque no para de aplicarles nuevos ratios de solvencia y liquidez que repercute en sus dotaciones y beneficios.
  Un ciudadano de a pie está cabreado porque no tiene trabajo y, por tanto, ni solvencia ni liquidez.
  Un banco ha conseguido bajar su endeudamiento con el BCE en un 4,9% en un año.
  Un ciudadano de a pie no puede pagar sus deudas porque ya no tiene recursos con qué liquidarlas.
   No somos bancos, pero les financiamos a pesar de todo.
  Nota: Suelo hablar de medios de comunicación, pero hoy me han podido los bancos. Espero que no vuelva  a ocurrir.